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El día 5 de octubre sobre las 16.30 horas se personó en dependencias de la Policía D. G. G., de 44 años, natural de Cantabria. El hombre olía fuertemente a alcohol y tenía claros síntomas de ir bajo la influencia de bebidas alcohólicas. Ante ... la sorpresa de los agentes, explicó que no sabía dónde estaba su vehículo, momento en el que estos le informaron de que en el estado en el que se encontraba no debía conducir. El hombre se marchó, pero la historia no terminó ahí.
Solo cuarenta minutos después, a las 17.10 horas, un agente vio en el paso de peatones del colegio San Agustín cómo un vehículo se saltaba la señal de circulación prohibida en avenida de la Estación 13. El policía comprobó cuando consiguió darle el alto que era la misma persona que había estado en las oficinas buscando su vehículo.
En la prueba de alcoholemia que se le realizó a continuación dio un resultado positivo de 1.11mg/l. Y en la de drogas, positivo en cocaína. Por todo ello, su coche fue inmovilizado y el hombre, al que se le retiran los puntos del carné, fue detenido (y después puesto en liberta) además de denunciado por no obedecer las órdenes del agente.
Tampoco entonces terminó la historia. Al día siguiente, sobre las 11.15 horas, un agente vio a una persona pensativa frente a las dependencias policiales, pero sin llamar a la puerta. Pasados unos minutos, el hombre se tumbó en el jardín de la parte delantera de las oficinas, mirando al cielo y después al móvil. Tras reincorporarse, se dirigió a los barrotes de las ventanas de la Policía y preguntó a un agente cómo era posible que hubiera un coche encima de la acera en la plaza Juan de Jesús María y no estuviera denunciado.
El policía reconoció al hombre como el detenido en la tarde anterior y su vehículo era el que estaba encima de la acera. Él mismo explicó que había sacado su coche del depósito de vehículos sin autorización y había ido circulando hasta allí, aparcándolo sobre la acera.
De todo ello fue testigo otro agente fuera de servicio. A continuación, y en presencia de más policías,D. G. G se ratificó en lo manifestado. De nuevo desprendía un fuerte olor a alcohol, por lo que tras ser denunciado por estacionar sobre la acera, se le realizó la prueba de alcoholemia, que dio 0,87 mg/l en la primera prueba, y de 0,95 mg/l en la segunda.
Así, se procedió de nuevo a la detención del hombre como presunto autor de un delito contra la seguridad vial, por conducir superando la tasa legalmente establecida de 0,60 mg/l. La Policía inmovilizó el vehículo y lo trasladó al deposito municipal. Además, tras comprobar las cámaras de vigilancia de tráfico situadas frente a las instalaciones municipales, se confirmó que D. G. G. fue quien aparcó el vehículo encima de la acera.
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