Hurtos, destrozos, entradas furtivas... El santuario de la virgen del Carmen de Calahorra, y en especial sus devotos, no ganan para sustos. Las continuos robos a pequeña escala que sufre el templo, sobre todo desde la salida de los padres carmelitas en el año ... 2020, están generando una gran preocupación entre sus feligreses. El último intento de hurto se produjo la noche del martes al miércoles de esta misma semana y causó destrozos en la puerta de entrada al santuario y en la cocina del convento. «Nos tienen fritos. Es que no podemos más», sentencia Carlos Muñoz, presidente de la cofradía de la Virgen del Carmen, desde donde se pide a las administraciones que refuercen la vigilancia, bien a través de la Policía Local o de la Guardia Civil, en las inmediaciones del monumento.
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Como sucede en otras ocasiones, el pasado martes «no se llevaron nada, pero dejaron daños». «Intentaron acceder por la puerta de la entrada al santuario y, como no pudieron, saltaron la tapia del patio del convento y entraron rompiendo una ventana de la puerta de la cocina», relata el responsable de la cofradía, que incluso ha colocado barras de hierro en varias puertas de paso del santuario al convento para reforzarlas e impedir que «puedan abrirlas». «Es que se han llevado el dinero de las huchas, han roto cerrojos, se han llevado dos banquetas que había en el altar y hace un mes la Guardia Civil cogió a varios llevándose el sillón donde se sienta el sacerdote. Y de todo se han hecho las correspondientes denuncias», dice harto de la situación.
El enfado se palpa también entre los asiduos al templo. «Hasta unas plantas que pongo en la capilla del Cristo se han llevado», dice una devota. Otro de los habituales al santuario reclama también mas vigilancia o que «al menos, que cuando la Policía vaya a vigilar el polígono de Tejerías vaya por el camino del Carmen y así dé vuelta por aquí».
Desde la cofradía, además del refuerzo de las puertas, se han tomado otras medidas como la colocación esta semana de cuatro cámaras de vigilancia. «Dos enfocan al altar y a las puertas que dan acceso a la iglesia desde el claustro del santuario y después se han puesto en la parte interna de la entrada, una por dentro y otra por fuera», explica Carlos, que confía que tengan un efecto «disuasorio». «Es que si no, vamos a tener que cerrar el Carmen», advierte otro devoto.
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