Calahorra, de fiesta por triplicado

En el balcón principal de la Casa Consistorial había que recortar más las distancias. La presencia, por primera vez este año de un rey de las fiestas, Fran Pérez, y de los nuevos caballeros (Miguel Escudero y Marcos López) hacía que el 'escenario' principal del chupinazo estuviese aún más concurrido y animado. La reina de las fiestas, Paula Adán (Riojana), y el resto de damas, Alba Peña (La Moza), Cristina Moreno (Philips), Silvia Escribano (Calagurritana), Nieva Gutiérrez (El Hambre) e Irene Torrealday (El Sol) no paraban de abrazarse una vez que el primero y único cohete del chupinazo estalló en el cielo.

No está la situación para andar quemando mucha pirotecnia, ante la proliferación de incendios este verano, así que ante la directriz del Gobierno regional de lanzar sólo un cohete se decidió sustituir el resto por millones de confetis. Una auténtica lluvia de colores para los muchos jóvenes que, por primera vez, pudieron presenciar el cohete justo delante de la Casa Consistorial, al estar este año la glorieta de Quintiliano completamente abierta al público. «Al principio ha costado que la gente se pusiese delante, porque como no había costumbre de colocarse ahí...», decía después el concejal de Festejos, Antonio León.

Pero si abarrotado estaba el balcón de la Casa Consistorial, con tanta dama, reyes y caballeros, no lo estaba menos el salón de plenos y estancias aledañas. El abanico casi se convirtió en un 'artículo de lujo' en ese ir y venir de autoridades, presidentes de peñas, funcionarios pendientes de que no que fallase ni un detalle y conocidos calagurritanos, como el actor Víctor Dogar, que a pesar de vivir lejos, tienen grabado a fuego el 25 de agosto.

Fueron recibidos también invitados llegados desde bien lejos, como el embajador de Panamá en Filipinas, a quien acercó al Ayuntamiento un histórico de las fiestas calagurritanas y quien fuera presidente de la peña Calagurritana, José Antonio Barco. La alcaldesa impuso al embajador el pañuelo rojo de las fiestas, como después hizo con los presidentes de las peñas.

En la primera fila no perdieron detalle del chupinazo el presidente del Parlamento de La Rioja, Jesús María García, junto al consejero de Hacienda y Administración Pública, Celso González. Enfrente saludaba también Quintiliano, con el pañuelo multicolor de las peñas y recién restaurado. Pero otro Quintiliano, el del grupo de gigantes, lucía por primera vez un pañuelo festivo. Era una de las sorpresas que se guardaba la comparsa y que se lo había colocado también antes de que se lanzase el cohete.

Llegaron después las escenas más 'calagurritanas' del chupinazo: cantar de rodillas el himno de las fiestas en la calle Grande; las mangueras repartiendo agua a las cuadrillas en la calle Mártires o el pan con chorizo del Hambre en el desfile de peñas. Todo un torrente de alegría y entusiasmo, que aplacó los abucheos y protestas que se habían organizado para el chupinazo por un tema que parecía zanjado: los bares sí tienen estas fiestas un horario especial de cierre.