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Procedimientos de divorcio que se eternizan, reclamaciones de pensiones alimenticias para hijos menores que no se resuelven hasta pasado un año de la demanda o ... expedientes presentados el pasado 2023 y que un año después ni siquiera tienen asignado un número para que se comiencen a tramitar. El «gran atasco» que se sufre desde hace tiempo en los Juzgados de Calahorra, con tres salas de Primera Instancia e Instrucción, además del Registro Civil, es de tal magnitud que abogados y abogadas de La Rioja Baja reclaman la dotación de medios personales y materiales para poder garantizar cierta fluidez en la impartición de la Justicia en la comarca de Calahorra.
Varios de los afectados con los que se ha entrevistado este periódico coinciden en señalar que el problema de escasa agilidad en las tramitaciones tiene que ver, en otros motivos, por la falta de recursos humanos, la falta de presencia de un fiscal y la alta movilidad del personal funcionariado. «Antes tramitabas un divorcio de mutuo acuerdo y en un mes y medio o dos meses como mucho estaba solucionado. Ahora presentas un divorcio e igual transcurren seis o siete meses y no sabes absolutamente nada», pone como ejemplo Juan Nuñez, abogado de Arnedo, a la vez que precisa que la lentitud en la tramitación de los juzgados calagurritanos «se viene prolongando desde la pandemia y posteriormente con el incendio que sufrió el edificio en el año 2022, la huelga de letrados, la de funcionarios y el traslado cuando se recuperó otra vez el juzgado».
«Y explícaselo luego tú a los clientes», interviene Antonio Alonso, abogado de Alfaro, poniendo el foco en cómo son finalmente los ciudadanos quienes se ven perjudicados en los distintos ámbitos de su vida por culpa de los retrasos. «Es que en un matrimonio que está en trámites de divorcio o separación, el contacto diario durante seis meses es muy complicado, y da lugar a que al final se produzcan denuncias de malos tratos, de insultos... y se transformen en contencioso», apunta Juan Núñez.
Juan Núñez
Abogado de Arnedo
María Villar Moreno
Abogada de Arnedo
Sonia Fernández
Abogada Calahorra
Pero ya no es que haya todavía numerosos procedimientos pendientes es que «la mayoría de los compañeros se quejan de que hay casos presentados en 2023 y que todavía están sin incoar; es decir, ni siquiera tienen número», advierte. De esta manera se están dando situaciones tan desconcertantes como la vivida por otra abogada de Alfaro, María Villar Moreno, cuya madre, de avanzada edad, falleció hace unas semanas, después de que el 19 de febrero presentase una demanda de incapacitación. «No tiene ni número», lamenta.
Casos similares hay más, como relata Juan Núñez. «Los temas de ejecuciones de reclamaciones de cantidad en concepto de pensiones alimenticias están tardando cerca de un año en tramitarse, y entre tanto esos hijos o esas mujeres están sin recursos económicos para poder subsistir», explica. O los desahucios por impagos, que están tardando «año o año y medio cuando la ley lo que preveía es que fueran más rápido». Así que «lo único que estamos haciendo es perjudicar a quien está pidiendo Justicia», sostiene. Sonia Fernández, abogada en Calahorra, lo corrobora al exponer lo que sucede con los delitos leves: «Como prescriben a los seis meses, si no lo tramitas, quedan prescritos».
En el Registro Civil, con dos funcionarios frente a los «13 o 14 de Logroño», es más de lo mismo. «Hemos tenido un atasco de un año para poder tramitar nacionalidades, porque no había personal suficiente», dice Núñez.
Las quejas y demandas del colectivo de abogados y abogadas de La Rioja Baja han sido recogidas en un informe que el Colegio de la Abogacía de La Rioja ha presentado para un expediente abierto por el Servicio de Inspección del Consejo General del Poder Judicial después de que hace una par de semanas llevase a cabo un control rutinario del funcionamiento de este servicio en Calahorra. Entre sus reclamaciones se señala también la carencia de un fiscal de manera presencial en los juzgados. «No hay un fiscal físico cuando el trabajo que hay en Calahorra tanto penal como civil establece la necesidad de un fiscal, incluso dos», defiende Sonia Fernández, para quien es vital que «el fiscal esté presente y no lea una declaración a través de un email», ya que «así no puede ver cómo reacciona una persona».
Como sucede en otros servicios públicos estatales adscritos a ciudades pequeñas la dificultad de fijar plantilla es otro agravante. Para muchos jueces «Calahorra es un escalón». «Muchas veces las primeras declaraciones las han tomado con nosotros y estamos poco más o menos que enseñando nosotros. Pero en cuanto sale plaza se van», expone María Villar.
Por otro lado, como subraya Juan Nuñez, «la mayoría de los funcionarios que tenemos son interinos». Pero es que, además, «vienen de una bolsa de trabajo en la que se permite acceder a cualquier trabajador o funcionario que haya hecho el examen». Por tanto, «cuando llegan a la Administración de Justicia carecen de la formación necesaria».
Hasta ahora los juzgados han contado con personal de refuerzo asignado. Sin embargo, el pasado viernes les comunicaron que éste será retirado. No obstante, desde el servicio de comunicación del TSJR se aseguró ayer a este periódico que «la Secretaria de Gobierno se ha entrevistado con la Administración para que no lo quiten».
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