Con las manos en la madera

Con 83 años, Jaime Fernández dedica su tiempo a tallar esculturas de madera

María Félez

Lunes, 23 de febrero 2015, 08:57

Gallego de nacimiento y calagurritano «por engaño», todo lo que sabe Jaime Fernández sobre tallar madera lo aprendió cuando pastaba vacas en su Galicia natal. Y dice que es calagurritano por engaño porque cuando llegó a la ciudad, allá por los años 50, pensó en ... la riqueza de un pueblo en el que en todas las ventanas colgaban chorizos, que en realidad luego resultaron ser pimientos.

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Una vez en Calahorra siempre se dedicó a la construcción, pero fue poco antes de jubilarse cuando retomó ese entretenimiento que tenía de joven de darle vida a cualquier trozo de madera.

Esta vez lo hizo a lo grande y desde entonces no hay día que no dedique un rato a tallar sus maderas. «Al principio pasaba horas y horas, me tenían que bajar a buscar de casa porque se me olvidaba subir a comer», cuenta. Ahora cada vez dedica menos tiempo, pero su par de horitas no se las quita nadie.

Y a pesar de no ser calagurritano, en su muestra, ubicada en la calle Ruiz y Menta, no faltan alusiones a la ciudad. Una matrona y un Quintiliano se miran de frente como retándose a ver cuál es más importante en la ciudad y tampoco faltan los patronos San Emeterio y San Celedonio, para los que se fijó en las hornacinas de la calle Grande o San Antón.

Autodidacta convencido, reconoce que ni siquiera sabe dibujar. «Recuerdo que una señora de fuera, cuando vio las tallas, me preguntó dónde tenía los bocetos». En su cabeza; no tiene otra respuesta.

Pero su exposición no se queda en lo autóctono. Así podemos encontrar guerreros de tribus lejanas, dioses egipcios, griegos y romanos y animales, muchos animales. Hay toro, machos cabríos, vacas, jirafas... «Los hijos me sacan algo de Internet, que yo de eso no se nada, y yo lo hago a mi manera», cuenta.

También hay figuras curiosas como la del Rey Juan Carlos. «Le quise hacer con barba, pero no había forma de que me saliese algo en condiciones», cuenta.

Si tiene que elegir una madera para trabajar, se queda con el nogal pero no dice que no a otras opciones, incluso hay figuras que han nacido de marcos de los armarios ya en desuso de la casa. Todo un artista y «con carné de artesano», dice orgulloso.

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