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María Félez
Lunes, 11 de agosto 2014, 10:54
Era de esperar después de las dimensiones de la tormenta que el viernes descargó piedra en Calahorra. Los campos han sufrido numerosos desperfectos. La franja del Soto del Ebro ha sido la más afectada pero tampoco faltan importantes daños en términos como el Ramillo y ... Manzanillo. Da igual el tipo de cosecha, todas han sido devoradas por el pedrisco que el pasado viernes a las seis y veinte de la tarde hizo presencia en la localidad riojabajeña.
Peras conferencia, pimiento, calabacín, tomate... incluso los agricultores se han encontrado los apios y las coliflores machacadas. Ayer muchos daban vuelta a sus fincas para comprobar a plena luz del día cuáles eran los menoscabos de sus fincas.
La tormenta ha sido la gota que ha colmado el vaso de unos agricultores que llevaban ya un mal verano con temperaturas extrañas para la época.
«La pera conferencia de la zona de la ribera del Soto está totalmente devorada por la piedra», decía Salvador García, de la cooperativa El Raso. «Pero es que en esa zona no se ha salvado nada, ni pimientos, ni calabacines...», decía intentando hacerse a la idea de los numerosos daños que ha sufrido la huerta calagurritana. «Es la mejor zona de Calahorra y está destrozada», comentaba otro agricultor.
Incluso las coliflores o los apios han sufrido daños considerables. «Y también el tomate, que aunque ahora no se aprecia, en unos días empezarán a salirle manchas negras de los golpes», explica Roberto, un joven agricultor calagurritano.
Será esta semana cuando empiecen a poder cuantificarse los daños con porcentajes. «Pero la cosa está complicada, fue una tormenta tremenda», comenta Jesús, que lleva años dedicándose a la agricultura en la ciudad.
En Rincón, poca piedra
La viña casi no se ha visto afectada por la tormenta. En principio, en Aldeanueva de Ebro no ha habido daños reseñables. «Solamente en alguna viña debajo del pueblo en dirección a Calahorra», dice Abel Torres, gerentes de la cooperativa. Nada significativo en su extensión de viñedo.
En Rincón de Soto algunas fincas fueron 'tocadas' por la piedra, pero de menor calibre de la que cayó en Calahorra. «Es un mal momento para tormentas de este tipo porque la pera ya tiene mucha azúcar y empieza a pudrirse en seguida. Habrá que tener más cuidado en la recolección», explica Eduardo Malo.
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