La percusión también podría ser una buena elección para ellos.

Ritmos musicales que integran

La Escuela de Música de Calahorra ofrece un curso de iniciación para jóvenes con Síndrome de Down

María Félez

Martes, 20 de mayo 2014, 12:17

A Laura le encanta la música desde que era pequeña, por eso su madre no dudó en apuntarla al curso piloto que se está llevando a cabo en la Escuela de Música 'Ángel Arroyo' de Calahorra desde el mes de febrero. Después de casi tres ... meses de clases cada viernes, Laura ya sabe las figuras musicales y su duración, entona mejor de lo que lo hacía al principio y está más enamorada del piano de lo que lo estaba antes de llegar a esta escuela.

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A María, a Fernando y a Ángel también les gusta el piano, pero siguen trabajando para conocer otro tipo de instrumentos. De hecho, María nos cuenta que ya les han hecho exámenes en la escuela y que las notas que han sacado han sido «de muerte» y no es difícil de creer a la vista de lo bien que hacen cada uno de los ejercicios que les manda Eduardo Peña, encargado, junto a Ángela, de las clases.

Estos cuatro chavales -a las clases suelen acudir cinco, pero hoy Sofía no ha podido venir- disfrutan al máximo de esa hora dedicada a la música. Incluso una de las mamás nos cuenta que «no podemos tener ningún plan los viernes porque no está dispuesta a perderse la clase de música».

De momento, los chavales sólo acuden una hora a la escuela situada en el Rasillo de San Francisco. «Esto es más una experiencia piloto para nosotros como profesores que para ellos. Tenemos que aprender hasta dónde se puede llegar con ellos a través de la música», explica Eduardo Peña. No obstante, la idea final es que estos chavales, el próximo año, puedan acudir a la escuela con el resto de los alumnos. «No los queremos tener aquí aislados, lo ideal es que hagan lo mismo que los demás, así que el año que viene harán sus clases de lenguaje musical y tendrán que elegir un instrumento», explica Eduardo, que entiende que necesitarán algún apoyo adicional.

De momento, el curso va viento en popa. «Hemos aprendido mucho con ellos y hemos visto qué aspectos hay que reforzarles, por ejemplo el de la entonación, que les cuesta más», comenta el director del centro. Pero eso no quiere decir que los chavales no lo consigan. «Hay algunos de ellos que ya entonan perfectamente», asegura.

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El año que viene será una nueva experiencia pero, de momento María, Fernando, Ángel, Laura y Sofía están disfrutando de todo lo que les ofrece la música.

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