«Un calado puede ser un problema y puede ser un incentivo económico»

– ¿Qué aporta un calado?

– Un calado puede ser un problema, por la recuperación, pero, con un proyecto, sirve para hacer vino, turismo... y puede suponer un incentivo económico.

– En muchas localidades es un atractivo turístico pero en otras es un quebradero de cabeza, ¿no?

– Como hemos hablado en el congreso, tiene grandes valores pero hay que buscárselos. Si no lo utilizas, genera problemas de mantenimiento y posibles derrumbes. En cambio, puede aportar una economía a nivel de turismo, elaboración de vinos especiales... Incluso puede ser lúdico, como merendero. Es interesante por diferentes motivos

– ¿Y por qué hay en La Rioja barrios tan dispares, tan bien conservados unos y tan mal otros?

– Las cosas no son por casualidad. Cuando se emplea para algo, vive y funciona, pero si se abandona acaba siendo una molestia. Los calados perdieron sentido hace 40 años, cuando la gente se empezó a asociar a cooperativas y se dejó de elaborar en ellos, aunque después se hayan empleado como merenderos. Muchas veces ocurre por imitación, como en un barrio donde la gente vista elegante, que acabas yendo arreglado, o al contrario, si la gente viste mal. En los barrios de bodegas sucede que, si uno arregla el calado, los demás también lo hacen, pero si uno se deteriora, los demás, igual. Es muy importante que un operador dé fuerza y rehabilite, crear sinergias.

– En su caso, ¿qué aporta el calado a Bodegas Lecea?

– Apostamos por seguir elaborando en el barrio de bodegas, creamos un concepto turístico y va a más. Cada día tenemos más visitas y ya dependemos del vino que vendemos en bodega.