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San Asensio cumplió con su tradición más arraigada y desbordó sus expectativas de participantes. Más de 40.000 litros de clarete donados por las cooperativas locales en su mayor parte fueron utilizados como munición en una contienda en la que tomaron parte cientos de vecinos ... y visitantes, en un día de auténtico bochorno.
Familias, grupos de amigos, miembros de la Corporación local, y muchos visitantes disfrutaron un año más de la Batalla del Clarete, un evento declarado Fiesta de Interés Turístico Regional en el año 2012, que tuvo lugar en el Barrio de las Bodegas. Como siempre, fue inaugurado por el tractor municipal, esta vez encabezado por el nuevo alcalde Francisco Rojas, aunque ya se había vertido algún que otro cubo por parte de participantes ansiosos, a pesar de las indicaciones del primer edil en la víspera.
Este año además, cambió su día de celebración, del sábado al domingo, por la convocatoria de las elecciones.
La veterana fiesta, que comenzó en el año 1973, surgió como otras muchas tradiciones o fiestas de forma espontánea cuando los componentes de la Peña El Clarete durante el transcurso de un almuerzo comenzaron a arrojarse vino. Una costumbre que ha ido evolucionando hasta nuestros días, en la que la mayor parte del clarete es arrojado desde remolques.
San Asensio comenzó con la antesala de la Batalla a las 10.30, en la Plaza Nueva, donde se repartieron bollos preñaos. Entre las 11 y las 12 se llevaron a cabo los preparativos y la gente fue tomando posiciones a lo largo del tractor con remolque del Ayuntamiento. Este año, además, el Consistorio advirtió que los tractores debían acceder en primer lugar al Barrio de las Bodegas, para garantizar la seguridad de las personas que acuden a pie. Unos minutos antes de las 12, la comitiva del Ayuntamiento accedió al remolque y fue guiando a los participantes por las calles de San Asensio, hasta el lugar donde se celebró la Batalla del Clarete. Así, la gran comitiva llegó a hasta la famosa cuesta donde tuvo lugar la feliz contienda. Una vez allí, desde los remolques y también entre los participantes fluyó el clarete de arriba abajo y de abajo arriba durante más de una hora.
Al finalizar, todos descendieron hacia la Plaza Nueva, donde continuó la degustación de clarete y la fiesta tomó forma de verbena, con música y el vermú por los establecimientos hosteleros del pueblo. Y es que la celebración de San Asensio se ha convertido en una de las citas fijas del verano en el calendario de muchos riojanos, pero también de los vecinos provenientes principalmente del País Vasco, aunque también algún finlandés.
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