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Parafraseando esa anécdota que se cuenta del regreso a las aulas de la Universidad de Salamanca del ilustre Fray Luis de León, con aquello del «decíamos ayer», el festival del chorizo de Baños de Río Tobía ha regresado este domingo, tras dos años alejada de las multitudes, como si nada hubiera pasado. La edición número 49 volvió a su cauce habitual de los años prepandemia con alrededor de 9.000 raciones de chorizo degustadas por el público.
Es preciso recordar que la edición de 2020 tuvo lugar, pero solamente a nivel doméstico. En cada casa los bañejos dieron cuenta del chorizo para no perder las buenas costumbres. En la del pasado verano ya se sacó de los hogares, pero se llevó a cabo casi en silencio y tomando las máximas precauciones. Resultado, muchas menos raciones consumidas y un ambiente más de andar por casa.
Sin embargo, este domingo el ambiente, animado por las muchas ganas que el personal tenía de recobrar la tan ansiada 'normalidad' y por la mañana soleada y con muy buena temperatura, de nuevo estuvo plagado de gentes llegadas desde la comarca y más allá. Con decir que uno de los doce jamones sorteados entre las personas que habían sacado su ticket para canjearlo por el bocadillo de chorizo se fue para una vecina de Calahorra, está todo dicho.
A la hora marcada para el comienzo de la degustación, el personal voluntario de la peña Virgen de los Parrales, de todas las edades, comenzó el reparto. Ellos, junto a los productos de la chacinería bañeja, son el alma de la fiesta. Mientras unos se ocupaban de expender los tickets, otros repartían los jarritos de barro cocido decorados expresamente para la ocasión, más allá se llenaban dicho jarros de vino y en el centro de la plaza Mayor, los más repartían los bocadillos. Éstos, confeccionados con el chorizo de las fábricas locales conveniente y expertamente escaldado para que perdiera algo de grasa y así resultase más digestivo.
Mientras tanto, la plaza y sus alrededores se llenaban de animación musical con la arnedana Ronda El Emboque, que lo mismo te interpretan una canción típica por todos conocida, que echan al aire otra copla aliñada con estrofas pícaras.
Asimismo, cada cierto tiempo, una mano inocente extraía números para adjudicar uno de los doce jamones aportados por las fábricas locales que no pueden ofrecer el chorizo para el bocadillo. Ya cerca de concluir la degustación, se pasó al momento de los agradecimientos y agasajos. Ahí fue cuando la seleccionadora de La Rioja de kickboxing, Susana Jiménez, recibió su pañuelo de fiestas, lo mismo que los pelotaris locales Rubén Campo y Javier Olave, o el conocido pelotazale Javier Sáinz 'El Secre'.
También se le impuso el pañuelo a Natalia Bordas, en representación del municipio hermano de Baños, el cántabro Liérganes y al peñista local Vale García. Además, se rindió homenaje a la ciudad de Arnedo por su labor de ayuda humanitaria en los años de pandemia.
Durante la mañana hubo hinchables en el frontón para los niños, paseos en calesa por la villa para todos, un mercado artesano y una muestra de calesas y caballos de caballerizas Zangróniz.
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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