Bañarse o no bañarse, he ahí la cuestión

Llaman la atención decisiones dispares entre localidades vecinas e, incluso, dentro del mismo municipio. Logroño, por ejemplo, abrirá las piscinas de Las Norias y Varea, pero no las del Cortijo puesto que, justificó el concejal de Deportes Rubén Antoñanzas, requieren «muchas adaptaciones a la hora de cumplir las normas y medidas de seguridad».

Villamediana, con 8.500 censados pero unos 10.000 residentes, ha apostado por abrir las piscinas municipales a partir del 1 de julio, solo por la tarde. La alcaldesa, Ana Belén Martínez, asegura haberlo decidido «desde la responsabilidad» porque cree que «debemos dar una alternativa de ocio a las familias porque, si no, el verano se puede hacer muy largo en casa». «Hemos valorado todo con mucha calma y hablando con la empresa adjudicataria de la gestión de las instalaciones, y hemos decidido abrirlas», expone Martínez, y para ello han elaborado un plan de contingencia con el que esperan asegurar las medidas higiénicas marcadas por el BOE del 16 de mayo.

La vecina Alberite también ha manifestado su «voluntad» de abrir en julio las piscinas, que también dan servicio a Clavijo, «estableciendo todas las medidas necesarias para ofrecer una alternativa de ocio que garantice en todo momento la salud y seguridad de los vecinos». En cambio, Lardero ha decidido no abrir, al menos de momento, el complejo deportivo Aqualar. El alcalde, Manuel Vallejo, advierte de que «con los condicionantes del BOE, seríamos capaces de meter a 700 personas en las piscinas porque la zona verde y la lámina de agua es muy grande, pero consideramos que es imposible mantener las distancias de seguridad». «Lo tenemos todo preparado y, si la situación sanitaria y la normativa cambia, somos capaces de abrir, siempre que se garantice la seguridad plena», señala Vallejo.

El BOE establece las condiciones de apertura de las piscinas, sin distinguir entre públicas y privadas, como reducir el aforo al 30%, «siempre que sea posible respetar la distancia de seguridad de dos metros entre usuarios», la gestión mediante cita previa de los usuarios y su organización mediante horarios y «la limpieza y desinfección de las instalaciones con especial atención a los espacios cerrados, como vestuarios y baños».

Todo lo anterior supone una labor casi de trazabilidad que muchas comunidades de vecinos no se pueden permitir. Jaime Rejado, gerente de Remarsa, empresa dedicada al mantenimiento de piscinas, destaca que muchas urbanizaciones «están esperando una normativa concreta, si hay que cumplir con la misma de las públicas, necesitas un teléfono de cita previa, limpiar cada 30 minutos y una persona que controle el aforo, lo que es inviable». No obstante, algunas de Logroño, Lardero y Villamediana ya han habilitado sus piscinas.