La Asociación de Mujeres llena las calles de Ábalos con los coloridos mandalas

Si se camina por las calles de Ábalos este verano, se puede apreciar una novedad: los mandalas. «¿Y qué es eso?», se pregunta cualquiera. Son unas formas hechas con lana y palos de madera que desde hace pocos meses decoran las fachadas de los edificios del pueblo. Los mandalas se han ido desarrollando a través de un taller que ha organizado la Asociación de Mujeres de Ábalos para animar a la vecindad y que se ha convertido en una cita semanal para unas 30 personas de Ábalos y alrededores.

Su promotora inicial, Marta Ceniceros, tuvo la idea viendo que en otros pueblos las mujeres hacían labores. Y como ella ya estaba bastante metida en el tema de los mandalas –sobre todo viendo cómo en sus clases del instituto tuvieron buen recibimiento por parte de los jóvenes–, lo quiso trasladar a Ábalos.

Las integrantes de la Asociación de Mujeres de Ábalos han estado enfrascadas en un proyecto para decorar el pueblo con hilos de lana de color. El proyecto lo ideó Marta Ceniceros, que lo propuso al pueblo por primera vez el año pasado, pero no tuvo aceptación. En esta ocasión, la presidenta de la Asociación de Mujeres es Eva Ruiz.

Marta no se apropia del éxito de la iniciativa y reconoce que sin el apoyo del resto del pueblo no hubiera sido posible. La intención original era hacer una actividad de taller. «Cuando terminas los mandalas, produce una gran satisfacción. También juntas a mayores con niños y consigues una colaboración que no se logra con cualquier otra actividad», explica Eva Ruiz, la presidenta de la Asociación de Mujeres de Ábalos.

«Desde la asociación de mujeres siempre se busca hacer talleres, y con el de las mandalas hemos tenido la suerte de haber podido encontrar algo para gente de todas las edades», afirma Ruiz.

Aunque sea arte perecedero, las mujeres están pensando en qué hacer con estas mandalas e intentarán realizar alguna otra decoración para que no se desperdicie el trabajo de estas vecinas. «Todas hemos notado que si alguien sabe hacer algo y lo quiere enseñar, va a tener aceptación y el pueblo se va a animar a aprender», asegura Marian Castillo, también involucrada en la asociación.

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