San Asensio vuelve a Davalillo en romería tres años después

Tres años después y una pandemia por medio, San Asensio ha vuelto a Davalillo en romería. La localidad vinatera, que celebra estos días sus fiestas patronales en honor a la Virgen de Davalillo, ha desembalado toda su liturgia festiva para participar en el tradicional acto que cada año –salvo el citado paréntesis forzado por el COVID-19– conduce a los peroleros hasta la ermita que se levanta a los pies del castillo que antaño prestó protección al primigenio núcleo de la localidad. Fue en el año 1255 cuando el rey Alfonso X el Sabio donó el sitio del actual San Asensio para que lo poblasen sus vecinos, ya que lo había tomado el monasterio de San Millán, a cambio de la exención de impuestos en la extracción de sal en Salinas de Añana (Álava). Desde ese momento, y sobre todo a partir de mediados del siglo XV, Davalillo fue perdiendo habitantes en favor de San Asensio.

Pero los peroleros regresan cada año. Lo hacen en un ambiente festivo, muchos a pie, acompañando a la imagen de la Virgen durante buena parte de los siete kilómetros que separan los dos enclaves, y otros en vehículo debido a que la distancia es excesiva y discurre en buena parte por carretera. Integran la vecinal comitiva las autoridades; gaiteros y danzadores, que realizan castillos a lo largo del itinerario, llenos de agradecimientos; y también la banda municipal de música.

Una soleada jornada ha enmarcado la cita, que ha arrancado a las 9.00 horas desde la iglesia parroquial de la Ascensión y ha desembocado en la ermita de Davalillo, a los pies del castillo adquirido por la Compañía Vinícola del Norte de España (CVNE), en el que se aprecian los trabajos realizados el año pasado para consolidar y recalzar sus muros y cimientos, ya que algunas partes de la fortaleza se encontraban en muy precario estado, con riesgo de derrumbe en cualquier momento.

Allí, una vez que la Virgen de Davalillo ha sido introducida en la ermita, los peroleros han aprovechado para dar cuenta del almuerzo, desde livianos bocadillos hasta condumios que ponían en peligro, ya mismo, la 'Operación bikini 2023'.

Todo ello, en medio de un buen ambiente festivo y de convivencia, que ha encarrilado su final en aquellos parajes con la misa y posterior regreso al pueblo, esta vez con la Virgen del Rosario. Allá por abril harán de nuevo el mismo trayecto para volver a intercambiar las imágenes.

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