El arreglo de Peñaescalera se realizará el año próximo y lo costeará el Gobierno regional

El Gobierno de La Rioja, a través de la Dirección General de Política Local, financiará en su totalidad las obras de estabilización del acceso de Peñaescalera en Nájera el próximo año, mediante una partida nominativa que quedará recogida en los próximos Presupuestos Generales de La Rioja. Así lo anunció durante el pleno del Parlamento regional celebrado este juees, el consejero de Gobernanza Pública, Francisco Ocón.

A tal fin, la Dirección General de Infraestructuras redactará el proyecto que prevé el saneado de la ladera y la instalación de una malla metálica de triple torsión reforzada con red de cable en las zonas más inestables para evitar futuros desprendimientos. Además, la dirección de obra también correrá por cuenta de la Consejería de Sostenibilidad y Transición Ecológica, que procederá a la aportación del personal técnico cualificado.

El anuncio fue hecho en la última intervención del debate sobre la proposición no de ley presentada por el grupo de Ciudadanos, a través de su diputado Alberto Reyes, en la que se instaba al Gobierno riojano a considerar la actuación en Peñaescalera como urgente, para poder ejecutarla de manera prioritaria y así acondicionar el acceso a la ciudad de Nájera en el menor plazo de tiempo posible.

La proposición, que fue aprobada por unanimidad de todos los grupos, también pedía que se incorporase a los Presupuestos regionales de 2020, una partida suficiente para que en dicho año quede realizado íntegramente todo el acondicionamiento de la zona, intentando que se finalice antes de la celebración de la Feria del Mueble de Nájera.

El cerro conocido como Peñaescalera se encuentra ubicado junto a la carretera de acceso al municipio y sirve de enlace entre el casco antiguo de la localidad y la N-120. Dada su disposición, presenta un talud prácticamente vertical que ha sufrido históricamente constantes problemas de estabilidad.

Con anterioridad se han producido distintas actuaciones para su estabilización sin éxito a largo plazo; la última tuvo lugar en el 2005, con la protección del talud que, si bien resultaron satisfactorios en un primer momento, pasados diez años no pudieron impedir que la propia estructura del terreno y su evolución terminaran reproduciendo los mismos desprendimientos.