Como hace habitualmente, Rafa llegó paseando hasta la ermita de San Marcos para barrer el pórtico, retirar hierbas y la basura que, siempre, deja algún caminante en este paraje en el corazón de Pinar de Vico, a 5 kilómetros por senderos de la ciudad del calzado. En su repaso habitual, un respingo desagradable: alguien había roto a pedradas dos de los tres ventanales y algunas tejas de la cubierta.
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«Aún quité con las manos las piedras que quedaban en la repisa de la ventana... me cabreé porque no tiene sentido –lamenta Rafael Pérez, de la Asociación Amigos de Arnedo–. Esto es un refugio en el monte para quien lo necesita en caso de lluvia o para que los arnedanos suban y disfruten en el paseo o en el día de la fiesta de San Marcos. No tiene sentido... tenemos que tener entre todos conciencia».
Manos voluntarias, dirigidas por la maestría de Vidal Royo, y donaciones económicas y de materiales de decenas de arnedanos levantaron en el año 2000 esta coqueta ermita junto a la ruina de la anterior. Se convertía en un lugar al que acudir en paseo y a celebrar la recuperada romería de San Marcos y la Virgen de Hontanar, que data de 1582. Es el tercer asalto que sufre: en 2002, alguien quebró con una motosierra su puerta y las cristaleras blindadas y, después, otro arrancó su campana y la tiró al barranco.
«El daño ahora es más del que pensábamos y existe el riesgo de que entre agua y estropee el fresco del altar», advierte Eduardo Calvo. Ya han contactado con cristaleros de la ciudad para sustituirlas y protegerlas. Y tendrán que retejar la cubierta, también víctima de las pedradas.
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