«Los Sucesos de Arnedo tuvieron un gran impacto en la opinión pública de la época y dejaron enormes implicaciones políticas». La tragedia que sacudió la tarde del 5 de enero de 1932 puso el nombre de Arnedo en las primeras planas de los medios nacionales. Le llevó después a los libros de historia. Y, a poco más de dos meses de su 90 aniversario, sigue despertando el interés de los arnedanos.
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Esa valoración sobre la trascendencia de los Sucesos la hizo en el mediodía de ayer el politólogo y profesor universitario arnedano Pablo Simón ante los vecinos que llenaron el Teatro Cervantes para seguir su conferencia, el primer acto organizado para recordarlos promovido por el colectivo ciudadano 5 de Enero, Memoria y Dignidad, el Ayuntamiento y los institutos Celso Díaz y Virgen de Vico.
Con el título 'Los Sucesos de Arnedo, el contexto social y político', Simón trazó un exhaustivo recorrido por el momento social que llevó al final de la dictadura de Primo de Rivera, a las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 que derrocaron a la monarquía y llevaron a proclamar la Segunda República. «La dictadura dejó la sensación de que el rey era un impedimento para el desarrollo del país. Esas elecciones acabaron siendo un plebiscito a la monarquía», relató.
El politólogo acudió a la prensa de la época para describir cómo el cambio de régimen se produjo sin derramamiento de sangre, de forma precipitada, pero con serenidad. Y contando con un primer gobierno de amplio espectro, desde conservadores liberales a nacionalistas republicanos. «Hasta entonces, la política local había estado en manos de los caciques. Ahora, llegaba la política de masas, hacia la democracia moderna», expuso encaminando el momento hacia las tensiones que originaron los Sucesos.Sin cumplir un mes, las tensiones ya pusieron a prueba a la República el 10 de mayo de 1931 con los primeros incidentes en el Círculo Monárquico Independiente en Madrid. «De una pequeña chispa en un contexto muy crispado y polarizado surgen disturbios con un reducido margen de maniobra para las autoridades de un gobierno provisional y débil y de unas fuerzas de seguridad sin medios», describió. A ello se unió «una Guardia Civil que no estaba entrenada en dinámicas de protesta social y con armamento que podía matar».
Simón subrayó su objetivo de poner contexto a los Sucesos. Y para llegar a la trágica tarde del 5 de enero hay que acudir antes al linchamiento hasta la muerte de cuatro agentes en la huelga de Castilblanco el 30 de diciembre; a la muerte de dos campesinos en Zalamea de la Serena el 2 de enero; de otros dos en Épila un día después; de cuatro en una protesta en Jeresa (Valencia) el 4 de enero... «Lo de Castilblanco dejó entrever la situación de la España negra y creó un clima a favor de la Guardia Civil», contó Simón. Pero los once muertos y 39 heridos a disparos de 25 agentes en la plaza de la República arnedana avivó el debate. «Los Sucesos fueron cubiertos fehacientemente por los medios, entre ellos por Manuel Chaves Nogales, con imágenes icónicas –apuntó–. Tuvieron una importancia capital en el momento político porque polarizaron enormemente a los españoles sobre el papel de la Guardia Civil».
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Al frente del cuerpo estaba el general Sanjurjo, «convertido en héroe para la extrema derecha» y que protagonizaría el fallido golpe de Estado el 10 de agosto. «Si miramos a España con ojo crítico, vemos con perspectiva que nuestros problemas no son diferentes a los de otros países. Si aprendemos de momentos como los Sucesos de Arnedo, podemos evitar que la historia se repita y seguir mejorando como país», concluyó como mensaje.
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