Se acercaba el reloj a las 10.30 de la soleada mañana dominical y los saludos, sonrisas y reencuentros se repetían ante el pórtico del monasterio de Vico. Comenzaba el ritual alrededor de la festividad de San Marcos, pero con una diferencia: esos saludos no ... habían tardado un año en darse, sino que habían estado dos sin poder abrazarse debido a la pandemia.
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En la lista de actividades y tradiciones habituales que la crisis sanitaria por el COVID obligó a dejar en silencio, decenas de arnedanos recuperaron en la mañana de ayer la romería de San Marcos y la Virgen de Hontanar, promovida por la cofradía del mismo nombre perteneciente a la Asociación Amigos de Arnedo.
A esta recuperación se sumó que la cofradía celebraba el vigésimo aniversario desde que fuera refundada en 2002 tras décadas de olvido. Y con ella, el guion de la tradición: la romería con las imágenes a hombros por el pinar de Vico, la eucaristía en el corazón del espléndido paraje, a los pies de la ermita construida hace dos décadas junto a los restos de la original y, por supuesto, el singular juego del toro.
Con las 10.30 en el reloj, los integrantes de la ronda El Emboque comenzaron a tocar, indicando el inicio de los pasos. La primaveral mañana fue ideal para la procesión entre pinos piñoneros bajo la estela de la peña Isasa. Con buen ánimo y humor llegaron a la ermita, donde la cofradía quiso destacar con dos placas la disposición siempre de los matrimonios Eduardo Calvo y Trini Checa, y Rafael Pérez y Begoña Gil por trabajar por su ciudad.
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