Desde hace ahora un año, abre sus puertas como centro de Cáritas Parroquial D. Eliseo Lerena. Desde sus distintas salas, los voluntarios reparten alimentos, ofrecen cursos de guarnecido, de informática, de artesanía, atienden las necesidades familiares... Es un centro operativo en el que la organización ... reúne y comparte todos sus recursos.
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Su día a día, el continuo ajetreo y el reparto de espacios y salas lo hace irreconocible para quien frecuentó este céntrico local cuando se inauguró hace 64 años, cuando era el cine de don Eliseo y todos los fines de semana apagaba las luces para proyectar sueños ante decenas de niños.
Desde que llegó a la ciudad el 5 de agosto de 1946 como coadjutor de las parroquias arnedanas, el sacerdote Eliseo Lerena mostró una inquietud especial que dejó huella en muchas generaciones. No en vano, la ciudad le dedica una de sus calles principales tras su muerte en 1973.
Entre esas inquietudes, la de atender de forma especial a los más desfavorecidos y a los pequeños, como recuerda el archivero de la parroquia, José Ángel Lalinde. Excursiones a la fuente Lavero, cuentacuentos... Su anhelo, contar con un centro para reunir esta actividad lúdica. Era tal su huella que el 1 de mayo de 1957, Aurora Ruiz Herce le donó, a título personal, una finca de su propiedad para construir el cine parroquial. Veinte días después comenzaron las obras con el apoyo de algunos préstamos.
Los trabajos avanzaron y el 5 de octubre de ese año los niños arnedanos, hombro con hombro en las bancadas dispuestas, disfrutaron de su inauguración.
Fue un curso de proyecciones llenas de público. Tras ese primer año, Eliseo Lerena se dirigió por escrito al párroco para indicarle su voluntad de que quedara plasmado en escritura pública que el cine parroquial estuviera a nombre de la congregación.
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«El servicio que se estaba dando a las familias arnedanas requería una buena organización –describe José Ángel Lalinde–. Don Eliseo encontró personas que le apoyaron no solo económicamente sino con su labor personal, atendiendo los diferentes trabajos para su funcionamiento».
El lugar siguió ofreciendo cine más allá de la muerte de Eliseo Lerena, con el cura Luis Cuevas impulsándolo. Hasta que en 1980 cesaron las proyecciones, trasladándose después a la Casa Rosa. Así, este espacio se quedó como sede del Club Juvenil Isasa y acogió durante años los talleres de guarnecido hasta que llegó su transformación completa el pasado año para ser centro operativo de Cáritas.
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