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El móvil le vuelve a sonar. «Para ser de clausura y no salir de aquí, esto no deja de sonar», sonríe con ironía sor Valvanera Cordón, madre abadesa del monasterio de las Clarisas de Arnedo. Sin desearlo, la polémica nacional por el cisma surgido en ... Belorado les afecta y son muchos de los que les guardan tanto cariño que se ponen en contacto con ellas. Sorprendidas y abrumadas desde la calma de su retiro, las Clarisas arnedanas muestran su firmeza y ponen su rezo al servicio de que ilumine a las burgalesas.
La relación entre los conventos de Belorado y Arnedo viene de hace años, de la colaboración tanto para elaborar alpargatas como para los sabores que surgen de sus obradores y que venden en sus tiendas, una de sus contadas fuentes de ingresos. «He hablado con la madre Isabel y le he preguntado por qué han hecho esto y de esta forma. Me pidió disculpas por mencionarnos a nosotras en los medios de comunicación, aunque siguen en lo suyo... pero es incomprensible que hayan caído en este enredo –aprieta los labios la madre abadesa arnedana–. Nos duele. Y estamos ofreciendo nuestra oración para que el Señor haga el milagro de que se den cuenta de que no han obrado bien y vuelvan a la Iglesia Católica y al Papa». Y lanza un mensaje a toda la sociedad, la importancia de que estemos unidos.
La comunidad de las hermanas Clarisas llegó a la hoy ciudad del calzado en 1561, alentadas por la presencia entonces de franciscanos en el monasterio de Vico. Desde entonces, y desde el voto de clausura y pobreza, los vínculos entre las hermanas y la ciudad se han estrechado a través del cariño y de la ayuda mutua. De hecho, en junio de 2021, la parroquia publicó el libro 'Convento de Santa Clara. La porciúncula de Arnedo', escrito por el archivero parroquial José Ángel Lalinde y que recorre sus 463 años de fe.
En esta crisis de vocaciones que recorre el mundo, el convento arnedano recibió en marzo del año pasado a siete hermanas del monasterio de Santa Clara de Guernica, que tuvo que cerrar después de 601 años. Fue una jornada llena de emoción. Con la fuerza de la unión, llama a los cristianos a sumarse en oración. «Nosotras aquí seguimos firmes en la fe. Todavía nos ponemos más en las manos del Señor –afirma–. Que esta situación que estamos viviendo sirva a todos los cristianos para unirnos más y no dejarnos engañar. Y que ellas se den cuenta de que han hecho mal, dejen esta herejía y vuelvan a la Iglesia».
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