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E. PASCUAL
Jueves, 3 de mayo 2018, 00:32
La Directriz de Protección de Suelo no urbanizable será la nueva norma que definirá qué se puede y qué no a lo largo del mapa riojano. Desde el borrador informado por la Comisión de Ordenación del Territorio y Urbanismo de La Rioja el 22 de diciembre, la consejería de Fomento y Política Territorial está exponiendo su contenido a ayuntamientos, agentes sociales, entidades y organismos riojanos. En la tarde de ayer fue el turno para los alcaldes de municipios de las comarcas de Arnedo, Calahorra y Cervera del Río Alhama.
Con el objetivo de avanzar la participación sobre la norma para lograr el mayor consenso, el consejero Carlos Cuevas y otros representantes del Gobierno riojano expusieron las características del texto.
1La nueva Directriz afectará al 56% del territorio riojano, un total de 5 045 kilómetros cuadrados.
2Define ocho espacios de ordenación sierra de interés singular, riberas de interés ecológico o ambiental, áreas de vegetación singular, espacios agrarios de interés, parajes geomorfológicos, entorno de los embalses, zonas húmedas, protección de cumbres.
3Incorpora los espacios naturales parque natural Sierra de Cebollera, reserva natural de los Sotos de Alfaro, Lagunas del Urbión, Laguna de Hervías y Red Natura 2000.
4El borrador recibirá la aprobación inicial en unos dos meses Tras el período de exposición pública, el consejero de Política Territorial confía en que se eleve al consejo de Gobierno para su aprobación definitiva en diciembre o enero.
Del total de la superficie riojana, el 92% es no urbanizable. De ella, el 56% tendrá una protección especial, definida por ocho espacios de ordenación. De ellos, dos espacios suscitan interés en La Rioja Baja: los espacios agrarios de interés, que contemplan las huertas tradicionales tan presentes y los espacios vitivinícolas; y las áreas de vegetación singular, con el Carrascal de Villarroya como ejemplo.
Como novedad que interesa en la comarca de Arnedo, el borrador contempla la limitación a 40 metros cuadrados como superficie máxima para las casetas de aperos de labranza, que pasarán a definirse casetas rurales.
Desde esa limitación que el Plan Especial de Protección del Medio Ambiente y Natural (Pepman) no recogía y que cedía a los planes generales de cada municipio, Cuevas subrayó ayer que, por su propia naturaleza, no está permitido el uso residencial en suelo no urbanizable.
«Somos conscientes de que muchos riojanos prefieren tener una casilla a kilómetro y medio de su casa que un apartamento en la costa. Y pretendemos que la norma dé cabida a los usos tradicionales de las casillas, que llegan a remontarse al siglo XIX», expuso el consejero. «Pero no pueden convertirse en viviendas, porque el uso residencial no es autorizable en el suelo no urbanizable. Eso lo tenemos que interiorizar. Y, desde luego, la directriz no legaliza nada...».
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