Las ganas de celebrar cada instante

El cuarto día de esta primavera despertó con peña Isasa nevada. Era el manto convertido en blanco que dejaron las precipitaciones del sábado. Las que pretendieron aguar la última noche de festejo. Era el paisaje para el cuarto y último día de las fiestas de San José, una buena advertencia o invitación a echar mano de ropa de abrigo antes de tomar las calles para disfrutar hasta el último instante de su ambiente, de los encuentros con vecinos y amigos y de cada acto y plan proyectados.

Unas calles que esperaban aún algo húmedas a la primera cita del día, la última suelta de reses bravas en el alargado recorrido de República Argentina. Algún resbalón iba a caer. Pero el sol apareció, mostrando que es su acto favorito de estas fiestas. E hizo efecto secado.

Los encierros también son los actos favoritos de muchos. Fue la suelta con más público de estas fiestas, llenando ambos márgenes de los burladeros, sobre todo en el lado de sol. Quizá fuera afición, quizá las ganas de apurar el último día de las fiestas de principio a fin. Eso sí, muestra también de que, a diferencia de con las patronales de septiembre, todos los arnedanos se quedan en estas más breves y acuden a cada acto del programa.

Y, aún más que el sábado, también un nutrido grupo de recortadores llegados de todo el norte que desafió y movió a los animales y exhibió una colección de quites, engaños y recortes que sacó el aplauso del público. También la ganadería Adrián Domínguez.

Con el cohete de cierre de encierro, el sol se guardó. Y la peregrinación fue hacia el pabellón cubierto y multiusos Arnedo Arena. Sus gradas prácticamente se llenaron. Y con mucho color rojo, blanco y verde de las peñas y el arcoíris de una cuadrilla disfrazada de payasos que contagiaron las ganas de cachondeo. Hicieron la ola con toda la grada, bailaron por los payasos de la tele invitando a unirse a la comba, por la rumbera de Melody... Había ganas de celebrar y gozar con todo, que eran solo 72 horas.

También disfrutaron e hicieron disfrutar los muchos recortadores con sus distintas artimañas ante las vacas. Y los más jóvenes al finalizar con las becerras. Con ellos, los niños, y también el grupo de payasos, la arena se llenó. Costaba encontrar a la becerra si no corría mientras la charanga no paraba de poner sonidos festivos. A la par, la Asociación Toro en la Calle cantaba su tradicional bingo popular. Y el Club Taurino entregaba los premios de su concurso de dibujo.

Mientras se daban los quites y carreras, desde las 10.00 de la mañana y al cubierto de la plaza de España, cerca de 250 mujeres y algún que otro hombre disfrutaban de las fiestas de otro modo, a otro ritmo, con la tranquilidad y concentración que requiere el mundillo. Eran las que compartían el XVIII 'Encuentro Encaje, Aguja y Dedal', todo un clásico ya en la mañana dominical de las fiestas de San José organizado por Amigos de Arnedo. Vinieron de Cataluña, Madrid, País Vasco, Navarra, Soria, Aragón y, por supuesto, de toda La Rioja.

No pueden faltar tampoco las degustaciones, que iniciaron el ambiente del mediodía: de suelas de jamón con La Chispa en la Puerta Munillo y de croquetas en la Tao. De ahí, a esas comidas en cuadrilla o familia siempre interminables. Pero lo que sí llegaba a su final eran estas fiestas. Tras el parque infantil en la carpa para los pequeños con la Lubumbas y la novillada, llegaba el momento de la despedida. Y con la emoción por el recuerdo a Pedro Ruiz, presidente por 30 años de la Tao, las peñas entonaron el 'Pobre de mí'. Ya miran a septiembre.

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