Fabio Jiménez alcanza el triunfo a base de natural

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La faena al sexto fue otra historia, argumentada en el arrebato y el coraje bajo los acordes del pasodoble Zapato de Oro. Buen novillo fue el que tuvo delante, encastado y con movilidad, que pedía sitio y firmeza en el trazo. No le fue fácil cogerle el aire, y por ello los mejores pasajes llegaron al final. Fabio trató de ordenarle las embestidas unas veces con mayor acierto que otras, pero logró meterlo y el público le pidió una oreja que fue concedida.

García Pulido no terminó de cogerle el aire al primero de Los Ronceles, que fue muy exigente y le faltó algo de fondo, aunque sí que tuvo movilidad y eso fue lo que le permitió al novillero no cesar en su empeño de meterle en los vuelos. Variado estuvo en el quite por saltilleras que remató después por gaoneras. Brindó al público e inició la faena de rodillas, pero los repetidos enganchones le desarmaron las series. Una oreja cortó como premio al esfuerzo y la ambición, que le costó una cornada interna de 5 centímetros en el gemelo y de la que fue intervenido en la enfermería, a la que pasó tras lidiar al cuarto, un novillo al que le faltó todo para obrar faena.

El segundo de la tarde se ancló al piso y le costó tomar los engaños pese al insistente toque de Alejandro Peñaranda por lograr llevarlo. A Diego Urdiales le brindó la faena, y lo intentó por ambos pitones sin alcanzar el éxito. Sí que dos naturales rompieron ya pasado el ecuador de la faena, pero fue breve. Vacío salió el quinto de chiqueros. Con genio y brusquedad intentaba tomar los engaños hasta que el poco fuelle se lo permitió. Peñaranda estuvo insistente pero no había materia. Espeluznante fue como le arrolló cuando le perdió la cara para dirigirse a por el estoque. Después de enterrarlo, pasó a la enfermería y se le diagnosticó una contusión en el hombro y el tobillo y le derivaron al Hospital de Calahorra. A hombros se marchó Fabio, primer candidato a calzarse el Zapato de Oro.