Con la energía de los más pequeños

Como en todo viaje, las fiestas también llegan a un punto de no retorno. Suele coincidir cuando atraviesan el ecuador, cuando el cuerpo advierte del cansancio de lo vivido y disfrutado y la mente anima para continuar ante las expectativas de todo lo que queda por compartir. En el caso de mandar el primer sentimiento y flojear el segundo, siempre aparecen ellos, los más pequeños de la casa, a los que las baterías no se les agotan por mucho que las expriman y que siempre quieren más. Y ellos han sido los que han empujado con fuerza en la jornada de este domingo, la cuarta de las fiestas patronales arnedanas en honor a San Cosme y San Damián, en la que muchos de los actos estuvieron pensados para su participación y diversión.

De pronto despertar, muchos querían coger buen sitio en la grada para atender a la segunda suelta de reses bravas en el alargado trazado de República Argentina. Daba igual que el termómetro sólo tuviera un dígito. Chaqueta de peña y a la calle. Y después de la hora de recortes, carreras y quites en la calle, andar rápido al pabellón multiusos Arnedo Arena a otra suelta sabiendo que, a su conclusión, tenían unas becerras para disfrutar de su afición en la capea infantil. Antes, una pitada protestó por el retraso en su inicio. Después, con los niños esperando su turno en la grada, el público ha agradecido con ovaciones los buenos recortes de varios aficionados. Eso sí, las becerras reservadas para los más jóvenes eran demasiado grandes para los pequeños. Tendrán que esperar su día –el martes, que toda la suelta será chiqui–.

Y más allá de esa afición taurina, los niños y no tan niños han tenido una cita ineludible: la plaza Nuestra Señora de Vico recibía la primera aventura de Gorgorito, el entrañable personaje que no puede faltar en las fiestas arnedanas. Le acompañaron en el viaje a la Ciudad Esmeralda junto al león temeroso y el gato con botas, advirtiendo de las malas sañas de la Bruja Ciríaca. Y también han sido solidarios probando las palomitas que el grupo scout Vallaroso vende durante estas representaciones y de las que destina lo recaudado a sus proyectos de cooperación –recordemos las ludotecas en la zona ecuatoriana de Sucumbíos–.

Y tras esta cita clásica, a unos metros, otra con invitación al reto: también los primeros intentos de ascensión en el concurso de mayo, el tradicional desafío que mantiene vivo la Asociación del Casco Antiguo.

Volviendo a la afición taurina que tanto manda en las fiestas arnedanas, varios se han puesto la chaquetilla de luces y se han iniciado en sus primeros pasos en la celebración del Zapato de Oro Infantil en la plaza de España. Además, por supuesto, los pequeños como los mayores tenían que reponer fuerzas: dos sabrosas degustaciones que han ofrecido la peña Tao, de choricillo en la Puerta Munillo, y de champiñones a la plancha por La Chispa en su cuarto. En ambas, las charangas han puesto ritmos festivos al mordisco y al brindis, la Wesyké y la Strapalucio. Y en ambas, largas filas atraídas por los aromas.

Tras comer en cuadrilla, la Lubumbas tenía para ellos un taller de chapas y llaveros además de las otras citas como el tributo a Melendi o la verbena.

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