La de ayer fue una jornada de limpieza, de pasar agua, de retirar lo calcinado e intentar espantar el olor a humo en las instalaciones de Troquelados Robles. Y, en el camino para superar el disgusto por el incendio que la inutilizó en la tarde de este jueves, sus propietarios ya comenzaban a ponerse en pie de nuevo y a planear su futuro: continuarán con su trabajo en una nave alquilada, según explicaban a este periódico. Será su manera de responder a los encargos y compromisos que tienen con otras empresas del sector del calzado.
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Un día después del suceso, les queda por estudiar el impacto que dejó el fuego en la estructura de la nave, en especial en una de las paredes del fondo. Y todo ello a pesar –como destacaron los trabajadores y propietarios– de su rápida intervención utilizando los sistemas instalados de prevención de incendios en toda la fábrica para contener el fuego antes de la también fulgurante llegada de los bomberos de Arnedo, cuyo parque es prácticamente vecino en las instalaciones del polígono industrial El Raposal, situado a un centenar de metros.
También queda pendiente de evaluar por parte de sus encargados cómo ha afectado el fuego a la nave vecina, dedicada a la industria de los lacados.
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