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Las puertas del convento de clausura de las Clarisas de Arnedo se abren en momentos excepcionales. A mediodía de ayer, lo hizo de par en par para un encuentro extraordinario: las de Arnedo recibían a sus hermanas de Guernica, que han tenido que trasladarse ... después de 601 años en la localidad vizcaína.
Sonrisas amplias, abrazos cálidos, miradas llenas de fraternidad. Sobre las 13.30 horas de ayer, las diez religiosas arnedanas recibían con alegría solemne –característica de la orden franciscana–, a siete de las nueve hermanas desde Guernica. Todas muy mayores, octogenarias. Les dedicaron el canto 'Veni Creator'. Y la madre abadesa del convento arnedano, sor Valvanera Cordón, les brindó una bienvenida llena de cordialidad, cariño y deseo de buena acogida.
La falta de vocaciones en todo el país y la avanzada edad de las monjas de clausura ha obligado a cerrar el monasterio de Santa Clara de Guernica. Acababan de celebrar los seis siglos de la orden de las Clarisas franciscanas desde que se establecieran por primera vez en la villa foral, en 1422. En la ciudad del calzado encontrarán un hogar y los cuidados suficientes en su día a día. Y diez compañeras con las que convivir, además de una aspirante peruana llegada recientemente.
Entre quienes las recibieron a las puertas del convento arnedano se encontraban voluntarios de la parroquia y el propio párroco, Javier Martín. Por su semblante, un recuerdo: por las mismas razones que las religiosas vizcaínas, él tuvo que despedir, en diciembre de 2016, a la comunidad de las Concepcionistas de Alfaro, que marcharon a la comunidad Madre de Dios de Logroño después de 403 años en la ciudad riojabajeña. Ambas comunidades de la familia franciscana. «Esta es la cara y la cruz de lo que vivimos en Alfaro», se resignaba. Un tiempo después, el 23 de noviembre de 2021, la congregación de las Siervas de Jesús se despedía de Haro, adonde llegó el 2 de mayo de 1888.
Aunque el reagrupamiento de comunidades para estar mejor atendidas y acompañadas es la base de este encuentro, no es el primero que se da entre las Clarisas de Arnedo y las de Guernica. «En 1959, cuatro religiosas de Guernica quedaron incardinadas en el convento arnedano y con una de ellas al frente de la comunidad, la M. María de San José Zendóquiz, se planeó y gestionó la construcción del nuevo convento de Orenzana», recuerda el archivero parroquial, José Ángel Lalinde.
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