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El público volvió a llenar a ambos lados de los burladeros la última suelta de reses bravas, con la que comenzó ayer la cuarta y última jornada de estas fiestas de San José.

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El público volvió a llenar a ambos lados de los burladeros la última suelta de reses bravas, con la que comenzó ayer la cuarta y última jornada de estas fiestas de San José. E. P.

Arnedo pone en marcha otra cuenta atrás

Fiestas ·

Los arnedanos disfrutaron ayer de la cuarta y última jornada de las fiestas de San José, de nuevo con gran participación en todos los actos

Lunes, 21 de marzo 2022, 01:00

«¿A casa? Ya iremos esta noche». «Pero que mañana se trabaja...». «Ya, pero mañana no son fiestas». Era la conversación entre una pareja que durante la matutina suelta de reses bravas resumía el espíritu de los arnedanos ante la última jornada de sus fiestas de San José. No había otro plan que calle y festejar hasta el límite de las fuerzas. Y del reloj.

Una mañana más, el vallado que convierte durante las fiestas la calle República Argentina en recorrido de la suelta de reses bravas se llenó de público de todas las edades. Y, eso sí, más jóvenes que en anteriores despertares. Muchos de ellos, invitados de otras ciudades. Y todos, arnedanos y visitantes, con el afán de que noche y día mantuvieran hasta la última gota de fuerza el ambiente festivo.

Al otro lado del resguardo, de nuevo un buen puñado de recortadores dispuestos a retarse ante vacas y toros. Hubo quites y recortes de aplauso. Y al finalizar, ovación del público a la ganadería Pedro Domínguez, de Funes (Navarra), por la bravura y juego.

Las sueltas de vaquillas en la calle y después en el Arnedo Arena dieron inicio a una jornada con mucho público

De ahí, una marea de gente, en especial dibujada en los rojos, verdes y blancos de las peñas, se encaminó hacia la suelta de reses bravas en el pabellón multiusos Arnedo Arena. Eran pasos más lentos y lacónicos que los de la jornada anterior. Quizá por el cansancio de lo disfrutado desde la velada del jueves; quizá por la intención de ralentizar el paso del tiempo irremediable.

Buena entrada en el Arnedo Arena una mañana más, a pesar de que la temperatura refrescó para quedarse en la sensación del último día de invierno. Con cierto retraso, la charanga Wesyké se llevó a los peñistas para seguir bailando mientras en la arena los aficionados buscaron arrancar recortes. Y huir de varios sustos de tres jóvenes faltos de experiencia que no llegaron al burladero y se llevaron un buen golpe en el costillar. De nuevo, las becerras llenaron el coso. Aunque no solo de chavalería, sino de demasiado manganzón.

Tocaba volver al centro de la ciudad al ritmo de la charanga. En la Puerta Munillo, la peña La Chispa ofreció una degustación de suelas de jamón que abría un largo vermú. Como todo ayer, era el último de estas fiestas. Después de comer en cuadrilla o familia, después de la novillada, tocaba el momento irremediable: entonar el 'Pobre de mí' con las peñas e iniciar una nueva cuanta atrás. Hacia septiembre.

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