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Ernesto Pascual
Martes, 6 de junio 2017, 09:54
La naturaleza sigue siendo una de las mejores y mayores fuentes de inspiración y de aprendizaje para el desarrollo del ser humano. Y en la naturaleza se sigue fijando el Centro Tecnológico del Calzado de La Rioja (CTCR) para avanzar en sus proyectos de innovación. Esta vez se ha fijado en el gecko, un tipo de lagarto que es capaz de subir superficies verticales.
El gecko se caracteriza por su cabeza y pies grandes, en especial sus dedos. Que sea capaz de ascender verticalmente «sin utilizar pegamento, ni adhesivos químicos, ni ningún tipo de succión» llamó la atención del equipo de I+D+i (investigación, desarrollo e innovación) del CTCR. Para buscar sus claves y trasladar su aplicación al mundo de calzado, su departamento de Nanotecnología utiliza a este lagarto como objeto de estudio para mejorar el coeficiente de fricción de las suelas antideslizantes. Y lo hace partiendo de la escala nanométrica de su estructura, recordando que el nanómetro es una milésima de millonésima de metro, lo que le proporciona esta singular propiedad.
«La presencia de estructuras nanométricas en la parte inferior de sus pies les proporcionan la asombrosa capacidad de poder caminar sobre una amplia variedad de superficies», explica el departamento de prensa del CTCR.
La aplicación de esta inspiración está relacionada directamente con el calzado de seguridad. Por ello, el CTCR desarrolla este proyecto junto a la empresa Mendi, dedicada desde 1953 a la fabricación de calzado de seguridad para cada sector profesional. Con el objetivo de diseñar un material antideslizante para zapatos y botas de seguridad, los nanotecnólogos del CTCR están analizando la aplicación del concepto de anti-resbalamiento que emplea el gecko y su viabilidad para el desarrollo de suelas que imiten la geometría y el funcionamiento de sus pies.
El proyecto parte de la realidad de que resbalones, tropiezos y caídas son la mayor causa de accidentes, con el 24% del total, en los diversos sectores económicos en la Unión Europea, desde la industria pesada hasta la oficina. Así, el objetivo del CTCR es contar con una suela que cumpla con unos parámetros mínimos de resistencia al resbalamiento, valores determinados en la norma europea ISO 20344:2012 para calzado de seguridad.
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