Arnedo reabre la Puerta del Cinto

Buena parte de la razón es la apuesta por preservar el patrimonio recibido de sus antepasados. Otra es por apostar por el casco antiguo, para convertirlo en lugar de atractivo turístico y dinamizarlo. Y otra importante razón está en el horizonte del 2017, en la celebración de la edición arnedana de la exposición La Rioja Tierra Abierta, que se presenta como un punto de inflexión para alzar el turismo como motor económico y social en la ciudad.

Entre esas actuaciones con miles de euros de presupuesto, se cuela una que puede parecer menor, pero que entraña un gran significado: la restauración de la Puerta del Cinto acometida en las últimas semanas a falta. Esta estructura, conocida también como el Arco de las Nieves por albergar en su parte superior una imagen la virgen, es la última huella visible de la muralla tras la que se protegían los arnedanos siglos atrás.

Ubicada en el cruce de las calles Isidoro Gil de Muro y Conde, es una de las salidas del tráfico rodado del casco antiguo. Ese uso, el paso y erosión del tiempo y de la climatología habían deteriorado el estado de esta estructura de sillería de finales del siglo XIII o inicios del XIV.

Con una subvención de 5.508,32 euros del Gobierno de La Rioja y una partida del Ayuntamiento arnedano de 2.410,92, la Brigada municipal de Obras y servicios ha realizado en las últimas semanas los trabajos para su recuperación y consolidación y para devolverle su imagen original.

Estos trabajos consisten en reparar los sillares desgastados, picar y retirar el cemento que cubría parte sus pilares haciendo aparecer de nuevo el aspecto original de la puerta, la sustitución y reparación del tejado y en retirar el cableado que afeaba su aspecto, aún pendiente de acometer. De este modo, la Puerta del Cinto ha recuperado una imagen más propia de su uso original, el de la originaria puerta amurallada a la ciudad.