Ernesto Pascual
Miércoles, 28 de septiembre 2016, 01:04
Llegaron de madrugada, en esas horas de legañas, despertar y con el sol descansando en las que todos los gatos son pardos. Fueron recibidos entre abrazos, sonrisas y sinceros saludos: «¿Cómo va la vida?». Se infiltraron entre los arnedanos. Cantaron con ellos. Almorzaron con ellos. ... Con y entre ellos mostraron su devoción por los santos médicos Cosme y Damián en procesión. Y un año más, intentaron con palabras y carreras llevárselos. ¡Robarlos! Y un año más, los arnedanos se interpusieron en su propósito y les gritaron «¡Autraño!» antes de guardar las imágenes de los patronos en su iglesia.
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Un año más, la tradición. La amistad, la hermandad, la historia. En el día grande, arnedanos y navarros -fundamentalmente desde Andosilla- revivieron su vinculación secular alrededor de San Cosme y San Damián con el Rosario de la Aurora y la procesión del Robo de los Santos.
Con una temperatura más que agradable para esas horas, el día grande arrancaba con la recepción a los hermanos navarros y el Rosario de la Aurora a las 6 de la mañana desde la iglesia de Santo Tomás. Cánticos, rezos, eucaristías, devoción y mucho respeto para una cita que congregó a cientos de vecinos.
Unas horas después, a las 11 de una mañana que continuaba nublada, salían los santos en procesión de su iglesia. Le esperaban los bailes del Grupo de Danzas de Arnedo.
Más adelante, los cantares de la Ronda El Emboque. Y miles de arnedanos, aunque menos que otros años al coincidir en día laborable. El ritual fue seguido con atención por numerosas autoridades, con el alcalde, Javier García, a la cabeza de la representación local y el presidente José Ignacio Ceniceros al frente de la regional.
A la altura de la Picota esperaba un multitud. Y el pregonero Carlos Fuertes. Lanzó los primeros argumentos para reclamar a los santos de vuelta a Navarra. «Lo correcto es ceder y ponerse de acuerdo, no es necesario otra consulta». No hablaba de la situación política nacional, sino del consenso entre arnedanos y navarros para que San Cosme y San Damián vayan a Andosilla. Llamó a los arnedanos a confiar en los navarros. «Nos habéis pedido documentación antigua, de mucho valor, sobre las auroras para La Rioja Tierra Abierta y os la dejamos porque confiamos en vosotros, a pesar de que sabemos que lo que entra en la iglesia ya no sale -expuso-. Deberíais confiar en nosotros». Tras las palabras, los hechos, la carrera. En frente, los arnedanos.
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La procesión saludó a la iglesia de Santo Tomás, vivió danzas y jotas. Y regresó a la plaza Nuestra Señora de Vico. «La plaza del Ayuntamiento en Andosilla es la de San Cosme y San Damián, no como aquí», apuntó la otra pregonera, Montse Altozano. Y sumó otra reivindicación. «Arnedo y Andosilla estamos hermanados para reclamar la declaración como fiesta de interés turístico nacional», clamó. Y otra carrera. Y otra barrera. Ésta fue la que contó con más niños y padres, la más ilusionante por el futuro.
De regreso a su iglesia, más jotas, un tercer pregón y su robo. En el último, Fuertes dio paso a la emoción al recordar al sacerdote Luis Cuevas y «a los que no están y que han contribuido a esta fiesta». La ovación fue emocionada, escenificando la hermandad entre los pueblos. Los jóvenes levantaron a los santos y sin aviso y con toda premeditación emprendieron la carrera a la inversa del sentido previsto. Aún así se toparon con arnedanos. ¡Autraño!
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