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Ernesto Pascual
Lunes, 23 de marzo 2015, 00:57
Las fiestas son para vivirlas en las calles, sin duda. Pero cuando la lluvia y el frío se autoinvitan, como ha ocurrido en las tres jornadas de las de San José, en las que el paraguas se ha convertido en un complemento más del atuendo ... festivo como la ropa de peñista o el pañuelo, los arnedanos han contado con escenarios a cubierto para continuar viviéndolas y compartiéndolas.
El tercer día de las fiestas de San José despertaba ayer después de haber disfrutado bajo techo del humor brillante de Carlos Latre, que llenó el teatro Cervantes; de los clásicos de los 80 y los 90 que el grupo de versiones Tribu descargó en la carpa de la plaza de España; o del gran ambiente que se alargó hasta el despertar en sedes de peñas y bares.
Las fiestas de San José volvían a despertar bajo la pertinaz lluvia, lo que obligó, esta vez sí, a suspender la suelta de vaquillas en la calle. El público se trasladó al pabellón multiusos Arnedo Arena, cubriendo poco a poco más de la mitad de su aforo, para disfrutar de los recortes, saltos y puestas de anillas que numerosos corredores brindaron ante las reses, con algún susto incluido. Eso sí, el protagonista fue un toro que tardó una eternidad en volver a corrales. Seis mansos tuvieron que guiarlo ante la ovación jubilosa del público.
En el ecuador de la suelta, la Asociación Toro en la Calle entregó a Teodoro Vergara el trofeo al ganador triunfador de los encierros de las patronales por San Cosme y San Damián 2014. Y brindó un emotivo homenaje a Juan José Muñoz, socio fundador de la Asociación y arnedano activo desde el fútbol al ambiente festivo con la Lubumbas. Los cientos de vecinos y su familia le recordaron con un cariñoso aplauso.
A la par, la carpa de la plaza de España acogió el XI Encuentro Encajes, Aguja y Dedal, cita organizada por la Asociación Amigos de Arnedo que reunió a 200 aficionadas de numerosas localidades riojanas, navarras, vascas, aragonesas y sorianas, además de diez vendedores.
En el mediodía, la degustación municipal de gordillas se volvió a refugiar en los portales de la Puerta Munillo. A la misma hora, la peña La Chispa ofrecía una de champiñón y los pequeños llenaban la Lubumbas para disfrutar del teatro de 'Mermelada y membrillo'.
Con el cielo cubierto y el frío multiplicado, los arnedanos compartieron la última comida festiva, con ajos asados ya en muchos menús. Tras una tarde de música y novillada, el 'Pobre de mí' se entonó con el anochecer añadiendo al canto el deseo de que septiembre sea más benévolo en lo meteorológico.
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