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Ernesto Pascual
Miércoles, 9 de abril 2014, 12:10
Las renombran de invierno porque coinciden con el último fin de semana de esta estación en el calendario. Pero arnedanos e invitados dan la bienvenida a un sol que está permitiéndoles compartir y disfrutar de las fiestas de San José con un ambiente totalmente primaveral.
Con esas buenas sensaciones y perspectivas se lanzaban ayer de nuevo a las calles para vivir la segunda jornada de estas fiestas tan cortas como intensas. Tras el toro embolado de la tardenoche del viernes, el recorrido de avenida República Argentina acogía en la mañana de ayer la segunda suelta de reses bravas, con astados de la ganadería Carlos Lumbreras, de Lardero, que también protagonizarían la posterior en el Arnedo Arena.
Continuando con la tendencia de los últimos años, desde que se instauró este amplio trazado, numerosos recortadores de diversas localidades se citaron para medirse a las vacas y novillos y arrancar los aplausos del mucho público a ambos lados del vallado. Por fortuna, tal y como confirmaron los servicios sanitarios de Cruz Roja Española, sólo un arnedano de 37 años tuvo que ser atendido y después derivado al servicio de urgencias de la Fundación Hospital de Calahorra por una contusión de carácter leve.
La ausencia de incidencias en los diversos escenarios de las fiestas es la mejor noticia que acompañó un día más, junto con la agradable temperatura ambiental y la alegría de todos los que tomaron parte en cada acto y cita festiva.
El público prácticamente llenó el Arnedo Arena para la también muy participativa suelta de vaquillas. Se paseó después entre los caballos de los rejoneadores protagonistas de la tarde. Los pequeños encaminaron a sus padres a las atracciones del recinto ferial o les hacían pararse en la plaza de España, donde el récord Guinnes Alberto González tallaba dos esculturas de madera con motosierras. Organizado por la peña La Quincalla, fue uno de los actos novedosos de estas fiestas y contó con cientos de espectadores.
Champiñones y choricilllo
En ese camino, el aroma de las degustaciones de champiñones en la sede de La Chispa, o de choricillo por las peñas en la Puerta Munillo, invitaba a reponer fuerzas escuchando a la charanga Wesyké o acercándose al puesto solidario de la oenegé Huauquipura, que esta mañana volverá a estar abierto.
La ronda de pinchos llenó los bares de camino a las comidas en cuadrillas, antesala de una tarde con talleres infantiles en la Lubumbas, el concierto de la arnedana Amagoia Sádaba en la Tao o pelota en el frontón. Las degustaciones en las peñas conducían a una noche con muchos sonidos, desde el musical en el teatro a fiestas techno o de los años 80. Todas invitando a bailar y disfrutar de la última noche de unas fiestas que hoy viven su colofón.
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