Ovejas del rebaño de Carlos Medel muertas esta semana por ataques de lobo y colgadas el jueves de Puente Canto en Viniegra de Abajo, en el Alto Najerilla. MEDEL

El Alto Leza reclama que se vuelva a poder cazar al lobo tras los últimos ataques de día cerca de Laguna

«Pensábamos que iba a llegar, pero no tan fuerte. La rabia de esos colmillos la tengo ahora en la sangre», dice la ganadera María José González

Diego Marín A.

Logroño

Viernes, 6 de mayo 2022, 02:00

A plena luz del día y a escasos metros de Laguna de Cameros, así han sido los últimos ataques del lobo en el Alto Leza. La ganadera María José González contabiliza ya, en solo dos semanas, 50 ovejas perdidas de sus 470. Del total de ... bajas, 23 están muertas, certificadas por los guardas forestales como atacadas por el lobo, tres heridas de gravedad y 27 desaparecidas. «La situación ha empeorado porque si antes atacaban en el monte, al apartar el rebaño de allí, se han acercado al pueblo. Cerré el domingo a las ovejas, el lunes saqué a 32 que desaparecieron asustadas y el martes el lobo atacó dos veces, a primera hora y al mediodía», relata González.

Publicidad

Asegura la ganadera de Laguna que el pasado martes, cuando acudieron al lugar del ataque seis personas (dos forestales, dos ganaderos, su padre y ella) con cuatro coches vieron a los lobos a apenas unos metros. «Los mismos forestales advirtieron al otro ganadero del pueblo de que hay lobos», advierte González, cuya impresión es que los depredadores (al parecer son dos) han venido de Soria o Lumbreras y, al encontrar alimento, se han quedado allí. «Pensábamos que iba a llegar, pero no tan fuerte. La rabia de esos colmillos la tengo ahora en la sangre», admite González.

Interesados por la situación, la consejera de Agricultura y Ganadería, Eva Hita, y el director general de Biodiversidad del Gobierno de La Rioja, José Luis Rubio, visitaron el pasado miércoles a María José González antes de celebrarse una reunión en Terroba con los ganaderos de la zona. Aseguran los presentes que no recuerdan una cita tan multitudinaria en la sierra, con más de 60 personas, y que la sesión fue tan tensa como emocionante, que cuando González narró su experiencia y sensaciones hubo un silencio sepulcral y hasta lágrimas.

ARAG-Asaja denuncia la impotencia de los ganaderos y exige el control poblacional. «Aquí nadie está hablando de exterminar al lobo sino de que los ganaderos tengan alguna herramienta para su control», declara ARAG. «El lobo está en expansión y el ganadero, en recesión», expone Néstor Alcolea, de UPA, y calcula más de cinco manadas en La Rioja.

María José González | Ganadera de Laguna de Cameros

«Matarlo es la solución, y no se puede aplicar»

Para María José González la única solución al problema de los ataques del lobo es permitir su caza. «Matarlo es la solución, y no se puede aplicar», opina la ganadera. En cuanto a la visita que recibió por parte de los representantes del Gobierno de La Rioja, confiesa que no le convencieron. «Vinieron a escucharnos pero no dan su brazo a torcer. Me ofrecieron construir una cerca en el menor tiempo posible, pero eso no me hace nada. Ahora lo único que siento es desconsuelo y desilusión. En dos semanas me han cambiado los planes totalmente. Prefiero vender los animales al carnicero para que estén aprovechados antes de que se los coma el lobo», reconoce González. Y es que ahora se siente incomprendida. «Convivencia significa respeto, así que no puedo convivir con el lobo porque no me respeta», piensa González.

Publicidad

Cristina Galilea Ceña | Ganadera de Ajamil de Cameros

«Se protege mucho al lobo y poco al ganadero»

Cristina Galilea Ceña es una joven ganadera de Ajamil. Sus 550 ovejas, 100 cabras y 70 vacas pastan muy cerca del rebaño de María José González. «No nos sentimos escuchados. La sensación que nos dio es que vinieron a escucharnos y a que les dijéramos las soluciones, pero no nos escuchaban, echaban balones fuera en base a las normativas europeas y la prohibición de la caza del lobo», opina Galilea. A ella, confiesa, le gusta el lobo, pero cree que es incompatible con la ganadería ovina. «Creo que se debería cazar al lobo que dé problemas, no extinguirlo sino gestionar la población, igual que se hace con el conejo», considera Galilea, que también es jueza de competiciones de caza. «Sucede lo mismo con la tuberculosis, hay sobreexplotación de jabalíes y ciervos, que son los que contagian. Se protege mucho al lobo y poco al ganadero», concluye Galilea.

Pilar Cristóbal Villoslada | Ganadera de Vadillos

«Somos los ganaderos los que estamos en peligro de extinción»

Pilar Cristóbal es, además de alcaldesa de San Román de Cameros, ganadera en Vadillos, aldea donde reside, donde posee vacas y yeguas. «Los políticos lo ven todo desde una perspectiva que no es la de los ganaderos. Las palabras, muy bonitos, pero las soluciones que dan no son soluciones porque construir un cercado es matarnos todavía más. A los animales cerrados hay que echarles de comer y con lo que suben de precio los piensos, la gente va a cerrar las explotaciones. Yo ya he quitado las cabras», expone Cristóbal, temerosa de que, si no encuentra ovejas, el lobo ataque a potros o terneros. «A mí no me gusta matar animales, pero la única solución es cazar al lobo. Somos los ganaderos los que estamos en peligro de extinción», critica Cristóbal. Y en cuanto a la tuberculosis... «Los bebederos no son solución. Los ciervos se suben», apunta.

Publicidad

Jéssica Estrada Jiménez | Ganadera de Muro en Cameros

«La solución es quitar el lobo. Ellos sabrán, pero no hay otra»

Jéssica Estrada es ganadera en Muro en Cameros, en las faldas del puerto de La Rasa, donde cuida de vacas, ovejas y cabras. Considera que el problema que está sufriendo María José González puede ser pronto el de todos los ganaderos de la zona si no se hace algo. «La solución es quitar el lobo. Ellos sabrán, pero no hay otra solución, porque con cerrar a las ovejas por la noche no hacemos nada, ya están atacando por el día», expone Estrada, convencida de que, si no se pone remedio, el lobo terminará siendo un problema de todos.

Pero, quizá, en Muro en Cameros sea peor. «A todos no nos pueden hacer cerramientos para proteger el ganado porque, por ejemplo, aquí en Muro no se puede porque el monte no es de utilidad publica», señala Jéssica. De momento, eso sí, no han sufrido los ataques que se han dado en la cuenca alta del río Leza. «Nunca ha habido lobos aquí, solamente algún perro perdido, pero pocos», asegura esta ganadera.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad