«Volví a pintar en el confinamiento e incluso soñaba con pinturas»

– ¿Desde cuándo pinta?

– Me ha gustado siempre el dibujo. Mi vocación frustrada ha sido el no haber podido hacer Bellas Artes. Y he sido autodidacta en todo. Mi última exposición fue hace 20 años en Logroño junto a cerámicas de José Ángel Tarragona. Después, he hecho trabajos en casa, pero sin dedicarles tiempo. Aunque la tengo llena de cuadros. A raíz del confinamiento, para evitar no hacer nada, volví a pintar. Me preparé mi lugar de trabajo, con luz, música y le he dedicado muchas horas. Y con ganas. De hecho, soñaba con pinturas, algo que no me había pasado antes.

– Repartida en tres zonas, la muestra en Alfaro presenta sus diversas etapas.

– La evolución ha sido muy rápida. La exposición muestra en la primera sala cómo pintaba antes, mi serie de pueblos, donde plasmo lugares de La Rioja y Pirineos que me motivan para pintar. No son paisajes al uso y ya tenían mucha abstracción, escuetos en líneas. Lo que ha venido después ha sido toda una revolución.

– En un momento tan oscuro para todos como la pandemia, resulta paradójico que a usted le haya surgido el color desde lo abstracto.

– Motivado por mi hija para hacer algo más moderno, no lo he buscado para nada... Esta obra ha debido ser una inspiración total. Al momento de acabar varios cuadros me ha sorprendido el resultado. Surgen así... Me he sorprendido y estoy muy satisfecho. Siempre he pintado en óleo, sin embargo, ahora he descubierto el acrílico, que me da unas posibilidades mayores de cromatismo. También he comenzado a probar con las formas de los cuadros dobles. Seguiré en esta línea, lejos de cualquier 'ismo', que me motiva mucho.

– ¿Qué le transmite el público al observar la obra?

– La gente se está sorprendiendo mucho, nadie se esperaba este tipo de exposición. Me dicen que ese colorido les transmite alegría. Además, el espacio de esta sala es genial para poder exponer, con muchas posibilidades, muy acogedor...