Los ruidos de Grison y el verbo de Caravaca entusiasman en Cómicos

Para entonces, Grison ya se había metido a un público de por sí entregado en el bolsillo. Salió a escena creando desde sus cuerdas vocales y los ecos de su boca sonidos que emulaban a la electrónica. De hecho, convirtió la sala Florida en una discoteca, con unos graves que la hacían temblar y ritmos que iban de lo dance o 'funky' a lo 'raggamuffin'. Increíble verle y oírle: el público se dejó llevar con entusiasmo.

La apuesta para la velada del viernes por Grison y Caravaca buscaba atraer a público joven a Cómicos. Y lo consiguió, además de a los veteranos de siempre. La dupla antes televisiva y ahora escénica compartió escenario antes de quedarse Caravaca a interactuar e improvisar con el público. Asombró con su rápida cabeza, su verbo ágil, irónico y ácido, una actitud punk, irreverente y sin miedo a arremeter, desde el humor negro, contra la corona y la clase política. Permanecieron casi dos horas en escena y entre el público, uno de los espectáculos más extensos que se recuerdan en Cómicos. A nadie se le hizo largo, asombrados por su rapidez para crear temas con una mezcladora de sonidos 'loop station' o para doblar escenas de películas elegidas por el público. Ovación larga.