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Si una imagen escenifica que una localidad se sumerge en sus fiestas es ver a sus vecinos anudarse el pañuelo rojo al cuello. Es el símbolo que identifica que esos días son diferentes, que logran apartar a un lado rutinas, preocupaciones y alarmas en el móvil para dejarse llevar por encuentros improvisados y brindis en las calles.
En la mañana del domingo, Alfaro vivió el acto en el que sus mayores legan a los nacidos en el último año la misión de vivir el espíritu de las fiestas. La plaza de España acogió la entrañable entrega del pañuelito rojo a los 90 niños nacidos en 2020. Y también a los de 2019 que el pasado agosto la pandemia impidió que pudieran recibirlo.
Desde el mediodía del domingo, los alfareños mantienen un debate: estas fechas son fiestas o no son fiestas. Oficialmente, no lo son, aunque el programa cultural lanzado por el Ayuntamiento las recuerda en formato reducido, controlado y sin aglomeraciones. Espiritualmente, cientos las están viviendo como tal.
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Desde el mediodía del 14 de agosto, muchos han optado por anudarse el pañuelito. Otros han prescindido de hacerlo al considerar que solo ha de ponerse tras el mágico chupinazo. Y no lo hubo. Los que todavía guardan toda la prudencia sanitaria mantienen que el Ayuntamiento debía haber evitado este programa de actos. En ese debate shakespeariano, los niños de 2019 y 2020 recibieron sus pañuelos con la esperanza de poder vestirlos dentro de un año sin preguntas ni limitaciones.
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Ese acto fue el segundo de una jornada que despertó con vaquillas en la plaza de toros después de una larga noche en la que fue complicado conciliar el sueño: tanto por los rescoldos de la ola de calor como por la algarabía que se colaba en las ventanas abiertas a la fresca de las cuadrillas de jóvenes al circular de cuarto en cuarto a partir de las 2 de la mañana, cuando cerraron los bares y pubes pero no las ganas de juerga. A pesar de las cientos de personas en las calles, muchos llegados de localidades de la Ribera, la Policía Local la describió a este periódico como una noche mucho más tranquila de lo previsto, similar a la de los fines de semana prepandemia pero alejada de la de un sábado de fiestas prepandémico.
Saltos, quiebros y recortes reencontraron a muchos con las reses bravas en la plaza de toros. Tras un día de animado ambiente en las terrazas, un tributo recordó en la tarde y noche otro legado, el de Queen.
Y si hoy fuesen fiestas, sería el día grande: hay misa a las 12.00 por los patronos alfareños. Y más actos de esencia festiva.
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Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
Juanan Salazar | Logroño
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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