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La cámara de seguridad refleja tres cuerpos menudos, de niños, encapuchados, con el rostro cubierto. Forcejean con una de las puertas cerradas del departamento de ... Agraria. Se mueven sabiendo que hay cámaras. Les detectan durante horas por los pasillos. Su paso, presuntamente, deja cristales destrozados, aulas asaltadas, material de laboratorio y administrativo destruido... Y el rastro de la sangre que brotó de los cortes que alguno sufrió al romper un ventanal para acceder al instituto a través de él.
Es la imagen descorazonadora que ha presentado durante los dos últimos fines de semana el instituto alfareño Gonzalo de Berceo, el segundo de mayor tamaño de La Rioja con una comunidad de 800 alumnos. Y la sensación de impotencia, rabia y tristeza que queda tras toparse la Policía Local este sábado, presuntamente como autores, a tres niños (de 10 a 12 años) de 4º y 5º de Primaria. El equipo docente de su colegio les ha identificado. La Policía Local los retuvo hasta que las familias les fueron a recoger. Son inimputables.
«Estamos totalmente consternados. No entendemos por qué destrozan algo que es de todos. No tiene sentido. Es vandalismo porque sí, el daño por el daño. Es el terror... –lamenta el director del instituto, Juan Ramón Villodas–. Nos genera una enorme inseguridad, inquietud, intranquilidad pensando que cualquiera puede entrar de nuevo». Lanza esta resignación a la vez que solicita colaboración ciudadana y conciencia para evitar más asaltos al edificio. «Tenemos que proteger algo que es de todos», solicita.
Sin vigilancia propia, la dimensión del instituto convierte su control en inabarcable. Y eso que tiene a la Policía Local frente a frente. Pero una vez que cualquiera salta a su tejado, en primera planta y con forma de pasillo, puede llegar a cualquier parte de sus edificios sin ser visto.
A las 13.00 horas del sábado 16 de marzo, forzaron el único ventanal del centro que no tenía reja en todo el edificio y accedieron al departamento de Agraria. Lo recorrieron durante seis horas. Repitieron el domingo de 15.00 a 20.00. «Dejaron todo destrozado... estuvieron campando a sus anchas, con toda la tranquilidad e impunidad», suspira Villodas. Ventanales rotos para acceder, ordenadores derribados al suelo, teclados cubiertos de pegamento y frutos secos, pintadas en mesas, paredes, armarios, tuberías rotas, cien macetas del invernadero destrozadas... Y encontraron una caja fuerte con 1.000 euros que los alumnos habían reunido para adquirir cascos para sus prácticas. Lo que más llama la atención del equipo directivo es que centraron todos sus esfuerzos en entrar a un aula concreta. «Señalan el cartel que la identifica. Encontraron las llaves de Agraria y las fueron probando pero sin conseguir entrar. Insistieron... ¿Por qué? No lo sabemos», se pregunta el director.
Juan Ramón Villodas
Director del IES Gonzalo de Berceo
Juan Ramón Villodas
Director del IES Gonzalo de Berceo
Tras el disgusto, profesores y personal de limpieza recogieron todo el desorden, una empresa reparó las rejas, encargaron cristaleras... Pero este pasado sábado volvieron a entrar. Inquieto, un profesor decidió pasar por el instituto a las 18.30 horas. Encontró el cristal de la conserjería reventado con una piedra. Su interior, desvalijado. Habían buscado y encontrado las llaves que dan acceso a todo el centro. Alborotaron el aula de Música, destrozaron la ventana de Biología con un bate, saltaron sobre la mesa tirando el ordenador y convirtieron el aula en un campo de batalla. «Lo desvalijaron, destrozaron el material de prácticas del laboratorio, rompieron el de los alumnos, desmantelaron armarios, cajones buscando no se sabe qué», se resigna Villodas. Y mearon. En Educación Física, retiraron una reja atornillada. Esa acción y su modo de proceder hace sospechar que hay un inductor mayor.
El profesor les sintió. Les oyó. Llamó a la Policía Local mientras parecía que huían. El director también se personó. Y oyeron golpes en el tejado. «Iban botando un balón tranquilamente para volver a entrar por el hueco que habían dejado. La Policía Local cogió a los tres en la zona de Talleres», describe triste Villodas.
Tras la primera diligencia realizada por la Policía Local, el instituto ha presentado denuncia ante la Guardia Civil. Los daños son imposibles de calcular por el momento. «Tenemos más de 5.000 euros en reponer cristales. Y los destrozos en los departamentos se irán a miles de euros», calcula el director. Todo ello tendrá que salir del presupuesto propio del centro, pues la Consejería de Educación indica que asume daños en el continente, no en el contenido. «Estos actos vandálicos nos están obligando a gastar en reparaciones y vigilancia dinero que necesitamos para educación –lamenta–. Está el valor económico, pero lo que no tiene precio es el agobio, el sentimiento de indefensión que tenemos… De hecho, estamos valorando contratar seguridad privada para Semana Santa».
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