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Las hermanas Irina y Cristina y sus hijas, Sofía, Ada y Eva, de 4, 6 y 7 años, ya durmieron ayer en una casa que podrán llamar hogar. Hoy, Álex, su madre Natasha y sus dos abuelas podrán descansar con la misma sensación. Lejos de ... su lugar, del que nunca quisieron partir, pero también lejos del horror de una guerra que ha cambiado sus vidas.
El Ayuntamiento de Alfaro, con la colaboración de varios vecinos voluntarios, ha acondicionado en los últimos días dos casitas municipales del paseo de La Florida para acoger durante el tiempo que lo precisen a dos familias de desplazados ucranianos por la guerra.
Diseño del prestigioso arquitecto modernista José Antonio Corrales, las casas, de 1955, se destinaron a acoger a los profesores del instituto Gonzalo de Berceo. Con el paso de las décadas, el Ayuntamiento ha cedido sus espacios a usos como sede de asociaciones, de la Policía Local o para el albergue del peregrino. Ante la llegada de estas dos familias, el Consistorio ha solicitado a varias asociaciones que se reubiquen en otros espacios y ha acondicionado y equipado sus pisos para buscar convertirlos en un hogar. «Vienen huyendo, era urgente y utilizamos las dos casitas que más dignas estaban», apunta la edil de Servicios Sociales, Mari Carmen Ovejas.
Las dos familias llegaron a Alfaro hace dos semanas, tiempo en el que el Ayuntamiento las ha alojado en un hostal a la espera de acondicionar las dos casas. Los menores han sido escolarizados y Álex ya viste los colores de la escuela de fútbol, que le ha recibido con toda la ayuda. En los trámites, han contado con el apoyo incondicional de Oxana y Yuri, ucranianos residentes en Alfaro.
En este tiempo, el área de Servicios Sociales ha recabado la solidaridad de los vecinos para contar con mobiliario y menaje para vestir de hogar los dos espacios. Al no llegar por el cauce oficial establecido, el reto es ahora buscar la manera de darles apoyo económico. «Cáritas les ha ofrecido alimentos, pero buscamos la forma de que tengan liquidez para que puedan cubrir otras necesidades básicas –explica Ovejas, llamando a quien lo considere a apoyar económicamente a estas dos familias–. Vienen huyendo de la guerra, dejando a maridos y padres allá. Además, de la necesidad física, comienza ya la emocional».
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