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Sólo soy un alfareño que quiere pasear tranquilo por La Florida, sin miedo a ver algún día una ambulancia porque le ha pasado algo a alguien». Así se presenta José Antonio Fernández Sesma al momento de pedir una firma a sus vecinos para pedir una solución a la amenaza hacia la salud y la seguridad que suponen muchos de los árboles que crecen en el paseo La Florida, uno de los lugares más transitados por los alfareños.
El estado de muchos de esos árboles, de alta copa y crecimiento, se ha convertido en preocupación para muchos vecinos, más tras su historial de desprendimientos de ramas y caídas de enormes ejemplares completos. Y la conversación se multiplica sobre todo en cada invierno, cuando cientos y cientos de tordos los convierten en su hogar cada atardecer, dejando un rastro de ruido y suciedad permanente que preocupa a vecinos y representantes municipales. Cada atardecer, cientos de estos pájaros forman nubes caóticas, dejando un rastro de excrementos que son origen de suciedad en el parque, en las calles y en los edificio vecinos, de fuertes malos olores...
«Es notorio que es un peligro para todo el mundo. Han llegado a una edad en la que son un peligro, tanto por las caídas a personas y vehículos como para la salud. Y no entiendo por qué no lo solucionamos y ponemos árboles de talla adecuada para esta zona», se cuestiona. Esa inquietud le llevó a manifestar su preocupación en el último pleno del Ayuntamiento, del 25 de febrero. Ahí, la alcaldesa, Yolanda Preciado, le advirtió de que el procedimiento es largo, con la necesidad de contar con diversos informes y permisos de distintas administraciones. «La preocupación la compartimos todos, pero de la noche a la mañana no lo podemos hacer. No es tan fácil –le explicó–, pero se va a dar un vuelco total a La Florida».
A los días, como una forma de reclamar una solución, Fernández se lanzó a esta recogida. Ha repartido las hojas para la recogida de firmas por una veintena de establecimientos, desde bares y cafeterías a tiendas pasando por la administración de Lotería. Se da hasta final de mes para que todos los interesados con la causa estampen su rúbrica y llevarla al Ayuntamiento para mostrar el sentir de la mayoría de vecinos. «La mayoría de la gente está por la labor porque reconoce el problema, lo ve... –asiente–. Hay varios árboles que suponen un peligro inminente y en cualquier momento puede pasar una desgracia. Además, los chavales y las familias que atraviesan el paseo para ir al colegio pasan con la mano en la boca por lo mal que huele».
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