Las fiestas se mantienen firmes

Las fiestas patronales alfareñas despertaron ayer con un ritmo y unas sensaciones diferentes. Más detenidas, más reflexivas. En la mente de todos estaban los atentados que sobrecogieron Barcelona y Cambrils. Pero el mejor homenaje que los alfareños y sus invitados podían rendir a las víctimas era mantener la normalidad, que nada más asaltara sus fiestas, que la alegría continuara en sus calles.

Por ello, desde el Ayuntamiento no se barajó en ningún momento la suspensión de actos festivos. Eso sí, la fiesta se detuvo unos minutos en la concentración que reunió a cientos de personas en la plaza de España en el mediodía para mostrar su dolor y apoyo a las víctimas.

En paralelo, los alfareños vivieron su quinto día festivo por San Roque y San Ezequiel como estaba previsto. Y la previsión era que empezara con ritmo cadente, más tarde de lo habitual. Para esperar a que los jóvenes descansaran y despertaran a su día, la jornada dedicada a la juventud, los actos esperaron a las 11 de la mañana para empezar con el encierro de reses bravas.

Si bien el encierro es cada mañana, a las 9 horas, el momento en el que muchos jóvenes ponen fin a una larga noche y visitan sábanas y almohada, ayer fue el momento en el que comenzaron a salir de casa y reunirse. Querían vivir el vermú entre amigos. Entre esos pinchos, la degustación de carrilleras ofrecida en la plaza de España.

Con el sol mandando, el destino era la comida popular, que reunió a más de 520 jóvenes de todas las edades de diversas cuadrillas en el pabellón del colegio El Pilar. Con un gran ambiente, animado por la charanga, el postre de la comida fue la fiesta con pinchadiscos que acogió durante toda la tarde la placeta San Francisco, refrescada por las barras colocadas por varios establecimientos hosteleros.

Con ese ambiente, se esperaba la noche de un fin de semana que se prevé multitudinario. Y en la que a medianoche se contó con el concierto del grupo barcelonés Sidonie.