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El lunes es sinónimo de comienzo de semana, de inicio de lo que traerán siete nuevos días por delante. Pero para los alfareños, el lunes de ayer significó el final, el adiós a sus fiestas patronales en honor a San Roque y San Ezequiel. Eso ... sí, supuso también un inicio: el de la cuenta atrás hacia las del 2019.
Dentro del formato que reserva cada jornada festiva a un colectivo -niños, patronos, mayores, mujeres y juventud-, el programa reserva tradicionalmente la fecha del 20 de agosto, el último, como el día de huelga. Sí, el de no hacer nada. O no, el de recomponer lo apartado durante seis exigentes jornadas festivas. Tradicionalmente, es día de lavadoras, de reordenar armarios y cocinas, de limpieza en cuartos y casas... Así mantuvo ayer el espíritu el último día de las fiestas alfareñas, además del descanso para recomponer cuerpos antes de regresar al trabajo quienes no se pueden marchar de vacaciones.
Tradicionalmente, el programa de actos estaba vacío en el día de huelga, llamando únicamente a medianoche a participar en el entierro de la cuba. Con los años, las ganas de los alfareños por alargar las fiestas llevaron al Ayuntamiento a incluir citas, como encierros. Así, el último día festivo despertó por la tarde para un largo encierro de toros, con varias pasadas, que también tenía por cita una degustación de chorizo frito en la plaza de España, también habitual en los últimos años. La novedad de este año fue la actuación del grupo mexicano de boleros Romance Latino en la plaza de España para amenizar la tardenoche. Porque con el paso de las horas y el fin del día, el entierro de la cuba puso a medianoche el final a estas fiestas 2018.
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