La colegiata de Alfaro, diez años después
Alfaro ·
El 8 de enero de 2012 reabría al culto San Miguel, tras 88 meses de obras integrales; diez años después, las humedades siguen afectando a sus columnas, paredes y estructurasAlfaro ·
El 8 de enero de 2012 reabría al culto San Miguel, tras 88 meses de obras integrales; diez años después, las humedades siguen afectando a sus columnas, paredes y estructurasEl 8 de enero de 2012 era un día marcado en rojo para los alfareños. La colegiata de San Miguel, monumento nacional declarado en 1976 y emblema de la localidad riojabajeña, volvía a abrirse para el culto.
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En una fecha llena de simbolismo, la parroquia ... había elegido el mediodía del 8 de enero de 2012 para recuperar el culto en un templo que había celebrado el último casi ocho años antes, el 8 de septiembre de 2004. Por el camino, habían pasado 88 meses en los que la colegiata de San Miguel vivió seis años en tres fases de restauración integral, desde los 3.000 metros cuadrados de sus cubiertas hasta cada rincón del interior, y un 2011 de Fiesta Barroca, la edición alfareña de la exposición La Rioja Tierra Abierta.
Han pasado diez años de aquel emocionante reencuentro. Pero visto el estado de deterioro de varios puntos del magnífico templo parece que hayan pasado siglos. La humedad, aquel enemigo frente al que se planeó una restauración cuya inversión por parte del Ministerio de Fomento del Gobierno de España superó los 6 millones de euros, sigue acechando sus muros, paredes, columnas. Desgajando estructuras, desprendiendo cal y pintura de superficies, obligando a continuas limpiezas por parte de voluntarios y a esperar una próxima actuación que devuelva esplendor.
El paso del tiempo: antes y ahora
«Vuestros antepasados la construyeron, los que les siguieron la cuidaron y vosotros la habéis restaurado en una cadena de fe, amor y lealtad, en una cadena que cuida lo que recibe y lo transmite», felicitó en aquella ceremonia a los alfareños el entonces obispo de la Diócesis Juan José Omella. Aquel 8 de enero de hace ahora 10 años todos los que llenaron la colegiata halagaron que era toda luz. Pasada esta década, y casi desde los primeros momentos, la humedad volvió a mostrarse en distintas estructuras: bases de columnas y pilastras resquebrajadas, la cal que se desprende de las paredes, pérdida de masas en muros... La zona más afectada era el trascoro, con desprendimiento continuo de su mortero. A comienzos de 2018, toda la zona fue picada y su ladrillo original quedó al aire para eliminar la humedad. Consciente de esta realidad, el Gobierno de España ha confirmado a la parroquia alfareña la llegada de una ayuda de 400.000 euros para realizar diversas reparaciones en los daños y buscar fórmulas que frenen las humedades y desprendimientos.
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