Alfaro

El Ayuntamiento admite su impotencia para combatir las bandadas de estorninos

«Estás limpiando este tramo de acera, de barandado y, después de hacerlo, se nos están cagando encima y vuelve a ensuciarse», relata desde la impotencia un operario del servicio de limpieza. Descendiendo al paseo, las familias se resignan al contar que ya no utilizan los juegos infantiles ubicados en distintas zonas del amplio parque por temor a que los estorninos defequen sobre sus pequeños. A que aplasten con sus manos alguno de sus restos al caer al césped. Una vecina de los bloques de pisos de avenida Burgo Viejo relata frustrada que ya no tiende la ropa después de pasar por la lavadora por temor a que la enorme suciedad que desprenden los estorninos la estropee.

Cada vez que llegan al calendario el otoño y el invierno, los alfareños están acostumbrados a la presencia de estorninos y palomas en la ciudad, sobre todo en determinados puntos como el paseo La Florida. Pero este invierno la población se ha multiplicado y descontrolado. Son nubes interminables.

«Nos cuenta la empresa encargada de su control que ha habido municipios vecinos, como Tudela y Tarazona, que han talado árboles y nos han venido muchos estorninos, pues somos una zona idónea para ellos, con comida abundante y cercana, un hábitat perfecto... y no tenemos otra zona vegetativa idónea para orientarlos hacia ella», explica la edil de Agricultura y Medio Ambiente, Guadalupe López.

El Ayuntamiento reconoce su preocupación por «haberse disparado de un año para otro» la presencia de estorninos a lo largo de todo el paseo La Florida. Una preocupación por razones de limpieza, por el desagradable rastro y olor que dejan en el espacio sus deyecciones y, sobre todo, por el cuidado de la salubridad en un punto donde coinciden el colegio público Ezequiel Moreno, el instituto Gonzalo de Berceo, la residencia de mayores, el centro de participación activa de mayores y, muy próximo, el centro de salud, además de ser un espacio verde y fresco de esparcimiento, juego, paseo y deporte para cientos de alfareños.

«Se acostumbran al sonido disuasorio. Intentamos cambiar el tipo de sonido, volamos de vez en cuando halcones... pero no se alejan mucho y vuelven. No podemos solucionarlo. Sólo nos queda esperar a que llegue el calor, que emigren hacia el norte de Europa y confiar en que no se acuerden del camino de vuelta y que el año que viene no los tengamos», se resigna López.

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El contrato de control de estorninos y palomas, 9.728 euros

Consciente de su presencia cada otoño e invierno, el Ayuntamiento de Alfaro cuenta desde hace años con un contrato para el servicio del control de estorninos y palomas. Con acciones que van de octubre a marzo, el actual supone 9.728,40 euros al año. A ese coste, el impacto económico de los estorninos para las arcas municipales podría medirse también con lo que exige al servicio de limpieza, una labor ingrata pues las zonas apenas duran unas horas limpias.