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Su primer objetivo era vivir una aventura diferente, midiéndose al desierto del Sáhara. Y, a ser posible, acabar. Los hermanos de Alfaro Cristian y Edgar Ordoyo Casado repasan con sonrisas las fotografías de su participación en la Dust Race, el raid solidario que se adentró desde el 16 de octubre en el interior de Marruecos con una condición, ir a bordo de un Peugeot 205 o un Citroën C15 con más de 25 años.
«Es una enorme experiencia, en la que nos lo hemos pasado muy bien y todo ha ido sobre ruedas, con un ambiente de compañerismo muy sano», asiente Cristian después de recorrer 4.700 kilómetros. «El coche ha llevado mucho trote, aguantó y respondió muy bien», aplaude Edgar, que se encargó durante casi un año de la parte mecánica. Los pocos avatares que han surgido los han solucionado ellos, pero siempre han tenido y ofrecido el apoyo a otros participantes.
Estos dos alfareños de 33 y 29 años fueron uno de los nueve equipos españoles en esta 'carrera del polvo', que tuvo mayoría francesa, con cuarenta y uno, además de un equipo holandés, otro belga y un inglés. De ellos, la mayoría sin experiencia en este tipo de pruebas y con ganas de vivir la aventura.
Ante el libro de notas de cada una de las etapas, que guiaba Cristian mientras Edgar se hacía con el volante durante horas, se han adentrado durante la semana que duró la carrera «en el Marruecos que normalmente no conoce la gente». «Ves desierto total, kilómetros y kilómetros de tierra y piedras, sin apenas encontrar nada, salvo alguna casa y cuatro personas que, de vez en cuando, surgen y no puedes imaginar qué hacen allá, en mitad de la nada –describe Cristian–. Es una zona en la que no hay civilización, en la que lo único que conocen son los raids que pasan».
Sabiendo la zona que iban a visitar, la 'Dust race' era una prueba solidaria. Como requisito, cada participante debía llevar 10 kilogramos de material escolar, ropa o juguetes para entregar en las comunidades más desfavorecidas de Sidi Ali. En la tercera y quinta etapa, Cristian y Edgar dejaron el material que habían llevado en una escuela y en una población nómada, también equipaciones del Club Baloncesto Alfaro, del que ambos han formado parte. «Hay mucha pobreza con niños, que visten la ropa que tienen para todo el año, pero nos han tratado muy bien», agradece Edgar.
Una vez vivida la experiencia, ya repasan el coche en casa. Y no descartan emprender próximamente otra aventura haciendo tándem fraternal.
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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