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Desde hace unas semanas, un tramo de la pared lateral del cementerio municipal de Alfaro permanece apuntalado. Visible a la llegada al municipio por carretera desde la vecina localidad navarra de Castejón, es la consecuencia de la aparición de una grieta que recorre parte de la pared, ante la que el Ayuntamiento alfareño va a actuar a través de su brigada municipal de obras y servicios.
Pero, por el momento, los responsables municipales lanzan un mensaje de tranquilidad a las familias de las personas enterradas en esa zona resultado de la ampliación del camposanto hace ocho años: «Los informes de los técnicos nos indican que no corren peligro las tumbas dado que la grieta afecta a una pared de cubierta a veinte centímetros de los nichos», describe el alcalde alfareño, Julián Jiménez Velilla. Así, esa grieta atravesaría la pared de revestimiento sin afectar a la estructura de nichos.
Esa ampliación, finalizada en septiembre de 2013, dos años y cuatro meses después de que comenzara, fue accidentada y con varios sobresaltos. El primero, cuando la primera empresa adjudicataria, la gallega Paraxe, abandonó los trabajos en pleno concurso de acreedores –acabaría cerrando–. El Ayuntamiento tuvo que superar ese crítico momento y precisó que la alfareña Construcciones Alberto Varea retomara los trabajos, a los que les restaba el 40% y que supusieron una inversión final de 816.364 euros. El resultado fue contar con 488 nuevos nichos, dejando espacio para construir estructuras para otros 264 dada la necesidad entonces –y también ahora– de nuevas tumbas.
Mientras se realizaban esos trabajos, el momento más traumático llegó el 25 de enero de ese año, cuando se derrumbó la pared de una de las zonas de nichos, anexa pared con pared con esta zona de ampliación, dejando al descubierto casi 80 féretros. Días después, el Ayuntamiento tuvo que traspasarlos, siempre contando con las familias, a esa zona de ampliación.
Ahora, ha llegado un nuevo susto. «La base de la pared ha fallado y lo hemos apuntalado a la espera de arreglarlo, que ya está encargado a la brigada», explica Jiménez Velilla recordando que el cementerio municipal se asienta sobre un antiguo barranco que ha ido rellenándose como escombrera a lo largo de las décadas.
De hecho, antes de aquella ampliación, el terreno fue sujeto a varios estudios geológicos para estudiar su firme y la necesidad de introducir medidas como pivotes para asentarlo.
Ahora, el Ayuntamiento ha colocado unos testigos en la grieta para estudiar su evolución y está pendiente para observar si surgiera alguna otra incidencia.
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