San Francisco busca un futuro

En mayo pasado, el vecino de Alfaro Enrique Melero Soldevilla emprendía un anhelo de muchos paisanos, la campaña 'Salvando San Francisco'. Pronto encontró el apoyo de la Asociación de Amigos de la Historia de Alfaro y del colectivo Hispania Nostra, lanzó una campaña de micromecenazgo y logró fondos para acometer dos acciones en la iglesia: separar de los escombros los restos óseos de varias personas enterradas bajo su tarima para darles digna sepultura y estudiar la existencia o no de una cripta bajo la lápida de los fundadores de la Fundación Santiago y Santa Isabel. Realizadas ambas, esta primera actuación en los últimos lustros en un templo que amenaza ruina ha finalizado con éxito en sus objetivos.

Con esa valoración, Melero y representantes de Amigos de la Historia de Alfaro recibieron este viernes al presidente de la Fundación propietaria del edificio, Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, marqués de la Floresta. Esa reunión sirvió para liquidar la segunda fase del proyecto y entregar los pagos a las firmas que han acometido los trabajos: la empresa Alfaro, Construcciones y Obras S.L. y el arqueólogo alfareño Miguel Martínez Baldero. En total, ambas actuaciones han requerido 9.318 euros.

Con esa satisfacción, Amigos de la Historia confía en seguir actuando en este monumento del siglo XVII. «Ponemos punto y final a esta experiencia, reafirmándonos en dar las gracias a todos los socios y público en general que nos apoyó con sus donaciones –expresa la presidenta de la Asociación, Charo Cordón–. Y tengan por seguro que ésta no será la última actuación sobre nuestro monumento».

El riesgo de colapso de varios de sus arcos obligó a realizar un apeo en el interior del templo. Al apuntalar, se removieron tierras, ladrillos y seis tumbas familiares de los Vallés o Urtubia. Sus restos quedaron mezclados con escombros. Con una cuantía de 2.321 euros, la primera fase del proyecto separó los huesos de la montaña de escombro para darles sepultura. Ese destino llegó en la segunda fase, que requirió 6.997 euros para estudiar si había una cripta bajo la lápida de Santiago de Tejada e Isabel de la Pezuela. Al comprobar que no existía, aquellos restos se enterraron de nuevo en la lápida junto a los del matrimonio fundador de la Fundación.