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Una vez estrujadas y disfrutadas, parecen un suspiro. Con la resignación, sí, de volver a abrir una cuenta atrás, pero con la satisfacción en todos de haber vuelto a vivir unas fiestas como las de siempre, como las que la pandemia por el COVID-19 obligó a silenciar durante dos años.
Con la máxima de la intensidad, de no perder un minuto de sus apenas 48 horas, los alfareños volvieron a lanzarse este domingo a la calles para vivir la última y soleada jornada de sus fiestas de Primavera. Una jornada con aire de día grande, por contar con la misa y procesión por San Isidro.
Desde las ganas que habían ido guardándose durante estos treinta meses sin fiestas en Alfaro, miles de personas disfrutaron de la noche festiva del sábado en la ciudad, con la fiesta de pinchadiscos en la placeta de San Francisco reuniendo a miles de jóvenes, tanto los locales como los muchos llegados de otras localidades. El ambiente fue fantástico durante toda la noche, con la charanga ya de madrugada manteniendo el ritmo.
Muchos de los que danzaron sus cánticos sabían que no iban a dormir. Y en la mañana, al momento del primer encierro de toros de la jornada, a las 9.30 de la mañana, volvía a repetirse esa estampa tan habitual de las fiestas: compartían barrera los que habían despertado hace poco con los que no habían pasado por las sábanas.
Con el sol reinando, sin la amenaza de la lluvia que complicó el vespertino del sábado, cientos de corredores llegados de diversas comunidades autónomas e incluso de Francia disfrutaron de las dos pasadas de los astados. Tras las carreras, mostraban su satisfacción por el modo que habían podido correr y medirse a los animales.
Después, hubo una suelta de becerras para los más jóvenes. Y el momento hilarante de la mañana: cuando todavía estaban las reses en la calle, comenzaron a desmontarse las barreras. Ante el aviso y el peligro de que escaparan, los operarios tuvieron que volver a montarlas y cerrarlas con celeridad.
Ha sido una mañana intensa. Mientras la plaza de toros acogía una exhibición de quiebros, a las 11 de la mañana partía la procesión por San Isidro. Con el prestigioso bodeguero Álvaro Palacios como mayordomo, recorrió las calles de la ciudad hasta llegar al paseo de La Florida, donde tuvo lugar la bendición de los campos.
Ahí ya comenzaba a llegar público para recorrer los puestos del mercado de productos artesanos y ecológicos, que el Ayuntamiento quiso volver a llevar a La Florida tras muchos años en la plaza de España. Puestos de alimentación, de verduras ecológicas, de artesanía en distintos materiales y diversos talleres y degustaciones atrajeron a cientos de personas durante toda la jornada.
En la tarde, el segundo encierro de toros, más largo que el matutino, y una fiesta joven sin alcohol para adolescentes en la terraza del Casino, las últimas citas del programa. Llenando las calles, los alfareños comienzan la cuenta atrás hacia agosto.
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