Ernesto Pascual
Jueves, 17 de noviembre 2016, 09:35
En el plazo aproximado de un mes el convento de la Purísima Concepción pasará a ser propiedad del Ayuntamiento de Alfaro, de todos los alfareños. Pero, más allá de contar efectivamente con la propiedad, los alfareños ya lo sienten suyo. No en vano lleva más ... de cuatro siglos erigiéndose como una de las instituciones más antiguas en la ciudad.
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Los vecinos han recibido con general satisfacción la decisión del Ayuntamiento de comprarlo por un precio de 1.485.000 euros. En las conversaciones que abordaban ayer la noticia de la adquisición valoraban que queda en manos del pueblo un lugar muy querido, cuyo uso y mantenimiento evitarán el deterioro que sufren otros edificios monumentales alfareños, como los palacios Remírez y del Marqués de Orovio o la iglesia de San Francisco.
Por supuesto, imaginar sus usos culturales y turísticos abre oportunidades. Consultado el ámbito musical, integrantes de la Agrupación Musical Alfareña y de la Escuela Municipal de Música recibían ayer con agrado la apuesta del grupo de Gobierno para que la planta baja del monasterio se destine a ser su nueva sede, mejorando las instalaciones del antiguo colegio José Elorza.
El 20 de octubre del 2013, los alfareños se reunían con emoción en la colegiata de San Miguel para celebrar el 400 aniversario de la fundación de la comunidad de las madres concepcionistas de Alfaro. Era una fecha tan extraordinaria que las hermanas dedicadas a la vida contemplativa se sumaron también a la celebración, participando por primera vez al completo de un acto social.
A pesar de su carácter de clausura, la comunidad de las concepcionistas franciscanas siempre ha estado vinculada con el día a día de Alfaro. En la realización de diversas labores y, en los últimos años, dejándose ver en compras, trámites o estudios. Por esa vinculación, y por contar con alfareñas en la comunidad, son muy queridas.
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Por ello, en la celebración de sus cuatro siglos, ningún alfareño imaginaba que esa larga historia iba a llegar pronto a su final. Pero las hermanas ya preveían, ya tenían en la mente que por su edad, por sus necesidades de salud, debían buscar otro lugar de residencia próximo a más servicios. Dentro de un mes, esa mudanza será real, integrándose en la comunidad de Madre de Dios de Logroño.
El nacimiento de la orden
Su historia nace con cuatro nombres: las viudas Teresa de Remiro, Isabel Martínez, Ana Jiménez y María Gil, que se agruparon en comunidad el 8 de febrero de 1611 en una casa en la plaza del Planillo. Dos años después, el obispo Diego de Yepes daba licencia para transformar esa primera vivienda en monasterio de clausura, como documenta con todo detalle la Revista de Estudios Alfareños Graccurris en su número 6, en el que dedica el artículo 'El convento de la Inmaculada Concepción'.
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El 20 de octubre quedaba formalmente constituido como convento con la llegada de tres religiosas más desde Burgos. Ante las malas condiciones de aquella primera casa, la noble Luisa Bonifaz puso a disposición de la comunidad el 4 de abril de 1615 las casas donde se construirían la iglesia y dependencias que han llegado a nuestros días. Con pleitos por la herencia de Bonifaz, la iglesia y el monasterio comenzaron a construirse en 1639. Llegó al siglo XX con más de cuarenta hermanas. Pero los tiempos cambian y las siete que quedan cierran el libro.
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