Ernesto Pascual
Viernes, 14 de octubre 2016, 09:38
Después de que el verano haya extendido sus dominios más de lo lógico a la siguiente estación, el otoño hizo acto de presencia en la jornada de ayer. Atentos a cambiar el armario para echar más ropa al cuerpo, la bajada de temperatura y las ... nubes que cubrieron los cielos no fueron ayer obstáculo para que los alfareños cumplieran con una de sus tradiciones más arraigadas, la romería a la ermita del Pilar.
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Faro de la localidad en la salida y entrada hacia o desde dirección Rincón de Soto-Calahorra, la ermita del siglo XVI crece en un pequeño montículo a 3 kilómetros del casco urbano. Hasta su entorno llegaron a lo largo de todo el día de ayer cientos de alfareños, una gran mayoría andando, alguno en bicicleta y otros en vehículos, sobre todo para acercar a los mayores o a quienes presentan dificultades físicas.
Ya en el lugar, cumplieron con la tradición. Por la festividad del 12 de octubre, los alfareños adquieren los coloridos cordones bendecidos del Pilar, que ayer puso a la venta la Asociación de Viudas en el pórtico de la ermita. Les acompañarán como símbolo de protección durante todo el año anudados en las muñecas, en los vehículos, en las casas y en cualquier lugar. Dentro, la ermita acogió tres eucaristías durante la jornada, con la presencia de autoridades y Guardia Civil en la del mediodía.
Alrededor de la ermita se colocaron también varios puestos de venta, entre ellos con los habituales barquillos, tan característicos de esta jornada.
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