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Ernesto Pascual
Jueves, 23 de junio 2016, 10:08
La conclusión del Plan de Manejo de la cigüeña blanca en la Colegiata de San Miguel dejó este invierno impolutas las torres y fachada y reubicados los nidos en soportes y lugares adecuados sobre la cubierta del monumento nacional. Pero las zancudas regresaron del viaje ... migratorio invernal a lugares cálidos e, ignorando los deseos del humano, han empleado estos meses para volver a construir sus hogares. Y, pese a los impedimentos colocados por el Plan, como mallas y pastores eléctricos, han vuelto a edificar sus nidos donde les ha apetecido.
La testarudez de las cigüeñas las ha llevado a anidar en repisas imposibles de la torre derecha, la del reloj. A pesar de que, como medida de disuasión, el Plan de Manejo colocó mallas que prácticamente imposibilitan el poso de nidos, las zancudas se las idearon para, en una vertical casi sin base horizontal, construir dos nidos bajo los ventanales de los diversos pisos de la torre.
En la mañana de ayer, la comunicación entre Diócesis -como propietaria del inmueble- y la Dirección General de Medio Natural llevó a retirar un gran nido por el riesgo significativo de caída que suponía. De hecho, la Policía Local había acordonado el pie de la torre días atrás para prevenir riesgos.
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