Breve y bueno

La tercera y última jornada de estas fiestas comenzó como suelen hacerlas las patronales de agosto, con un encierro de reses bravas por el recorrido habitual. Pero acabó con susto. Con las vacas ya de regreso, una de ellas atropelló a un joven de 16 años despistado en la acera de su 'cuarto' de cuadrilla. El susto fue grande y acabó con dos puntos de sutura en la cabeza dispensado en la misma ambulancia, unas pruebas en el Fundación Hospital de Calahorra, pero de regreso a casa a primera hora de la tarde. Con todo, la 'prueba' o suelta de reses bravas en la plaza de toros posterior al encierro tuvo que suspenderse.

La mañana continuó conforme a lo previsto y los agricultores y cientos de alfareños se reunieron para rendir honor a San Isidro, festividad sobre la que giran estas fiestas, primero con la procesión y bendición de los campos en el paseo La Florida y, después, con la misa en la colegiata de San Miguel.

A las puertas del monumento nacional alfareño, cientos de vecinos se pasearon entre los puestos del Mercado barroco de artesanía mientras los más pequeños quedaban atrapados en la parada de animales y las historias que su cuidador contó sobre sus maneras de vivir. Al mediodía, con el sol queriendo asomar, la Agrupación Musical Alfareña ponía música de pasodoble al vermú.

Por la tarde, el encierro volvía a llamar a alfareños y visitantes, esta vez con toros. Y, de nuevo, el recorrido se llenó de público y de corredores de distintos puntos, afianzando los encierros de toros alfareños como punto de referencia.

Dos conciertos de rock en dos bares ponían el punto final a estas fiestas por la tarde y abriendo la cuenta atrás hacia el 14 de agosto.